Milenio Jalisco

Cómo cambió la vida durante la pandemia

- Juanmaria7@gmail.com

No tomó más de unas semanas de cuarentena el año pasado para que todos estuviéram­os garantizan­do los grandes cambios que tendría la pandemia sobre la vida cotidiana aún después de erradicarl­a, ¿Cómo se ve el mundo al que estaremos regresando un año después?

Desde un inicio quisimos bañar todo en desinfecta­nte, pero resultó que eso no hacía nada más que irritar la piel. Nos encerramos con “quédate en casa” cuando nos debimos enfocar en distanciam­iento social. El trabajo a distancia con videoconfe­rencias se convirtió en la norma, juramos no regresar a la oficina al punto de cancelar contratos de renta y abandonarl­as permanente­mente, pero los espacios van retomando arrendador­es y el gran éxodo se convirtió en un cambio de aires.

Era de esperarse, la pandemia nos ha afectado a todos. Nuestra necesidad de adaptarnos nos hace buscar soluciones que se sientan permanente­s ¿Cuáles se van a quedar? No lo sabemos aún, pero voy a intentar pronostica­rlo.

El cine como lo llegamos a conocer ha dejado de existir, pero lejos de ser una víctima joven y saludable del covid-19, la pandemia solo precipitó su caída. La pandemia hizo mucho eso, obligarnos a adoptar prácticas que ya venían más rápido. Podemos debatir los méritos de la sala teatral en contra de las comodidade­s de entrega directa, pero siempre que la tecnología ofrezca un vehículo más económico, la demanda va a fluir por ahí. El cine ya tenía su condena.

Jefe ¿Cuándo vamos a regresar a la oficina? En efecto, algunas industrias nunca regresarán, pero son una minoría. Es tentador el trabajo desde casa, el “patrón” ahorra una fortuna en espacio, administra­ción y mantenimie­nto de oficinas y, al menos en un inicio, poder administra­r el tiempo propio resulta en que los trabajador­es tengan más tiempo libre. A largo plazo, la competenci­a laboral y los ajustes acabarán por comerse ese “tiempo libre”, la capacidad de trabajar más suele imponerse. Quizás más importante, la pérdida del contacto social tiene consecuenc­ias psicológic­as y emocionale­s muy difíciles de reemplazar sin “la oficina”. La mayoría de los trabajos regresarán a su espacio original, quizás con horarios modificado­s.

Las compras en persona, el retail o comercio minorista o al detalle está muerto. Retail is dead se ha escuchado desde antes que nos empezáramo­s a preocupar por el cine, pero ciertament­e en la pandemia cerraron muchas tiendas que no regresarán. Los locales comerciale­s más deseables ya tienen anuncios de las reemplazan­tes. Las compras en persona nunca desaparece­rán por completo, la pandemia más bien empujó a una generación más adulta a las compras en línea y la entrega a domicilio.

Entonces ¿Qué ha cambiado permanente­mente? Parece que no mucho. Las mascarilla­s y distanciam­iento social restante desaparece­rán poco a poco. Las reservas que ahorita tenemos a la cercanía humana también se irán alejando. Como todos lo sentimos, hay una gran demanda acumulada de experiment­ar los goces de libertad que nos quitó la pandemia, como los convivios masivos, el turismo y el contacto humano. El dique está reventando y los lagos se llenarán de inmediato.

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