De humanismo y falsedad
Hay continuidades que son deterioro. Nuestros entornos son los mismos a pesar del esfuerzo por banalizarlos. El entorno mexicano sigue siendo de violencia y de impunidad. De delincuencia y una mala salud democrática. Tras el año más violento para la prensa, en periodo electoral, se normalizaron los asesinatos a contendientes.
El presidente confunde con orgullo el decir lo que piensa, sin darse cuenta de que exhibe el no pensar lo que dice. Insulto cotidiano a la memoria. Pisa a las organizaciones de derechos humanos y a quienes dedican su vida a relatar atrocidades en el país de la indiferencia.
La frivolidad se ha normalizado. Se mencionan eventos sin reconocer que forman parte de fenómenos; esos entornos. El presidente insiste con su mote autoungido de humanista. Lo secundan quienes abandonaron el periodismo para convertirse en cronistas políticos que disfrazan su oficio con el atavío del espectáculo. Periodismo de datos oficiales es otra cosa. De qué humanismo hablan y escriben. Nada indica que se refieran al humanismo que convive sin la necesaria existencia de Dios, porque la divinidad es frecuente en el Palacio. Ningún asomo renacentista cabe en los discursos y, la acepción filosófica no entra en quien desdeña la duda como forma de desaprendizaje.
En su afán por responder a toda materia que no es como los anteriores, su humanismo se emparenta con el que rompe la concepción del nosotros cívico. En la historia sobran ejemplos de quienes usaron al humanismo de pantalla para ignorar la condición de humanidad en los grupos alienados. Sus inquietudes no son humanas, decían.
No hay un nosotros cívico en el país que asume al realismo mágico como una forma de gobierno. La etiqueta humanista sirve de máscara para no pensar en los entornos. Se normalizan así a los más de cinco millones de estudiantessinclases,alosdoscientosmilmuertosoficialesporlapandemia.Alosotros cientos de miles desplazados como excedentes.
Falsean humanismo en el plural mayestático que busca diluir la responsabilidad de un gobierno. Aliento al nosotros vacío de sujetos. Si en su nosotros el pronto fuera una medida de tiempo, los millones de vacunas almacenadas ya se habrían aplicado.
La etiqueta humanista sirve de máscara para no pensar en los entornos