El lío de Clara no es Raniere (ojo, Mario)

La primera vez que surgió la información de que Clara Luz Flores había participado en los cursos de ESP en México, organización afiliada a Nxivm y Keith Raniere, la hoy candidata a gobernar Nuevo León sabía que había estado varios días con el hoy convicto.

Clara Luz sabía que había estado en una “conversación” filmada, de esas que la organización reservaba solo para algunos personajes que Raniere y sus cómplices consideraban importantes para el futuro de la organización. Esto lo sabía Clara Luz.

Y queda claro que el encuentro tenía que ver con la violencia mexicana, tema que Raniere y Emiliano Salinas habían utilizado con su movimiento In Lak’ech por la Paz para reclutar más siervos, aduciendo que —no se rían— Raniere decía haber encontrado una solución “holística y absoluta para la violencia mexicana”, como le contó a León Krauze el autor de un documental sobre violencia en México producido por Nxivm, Mark Vicente.

El crimen y lo que al respecto ha hecho en Escobedo con buenos resultados, es lo que puso a Clara Luz en los ojos de la opinión pública y hoy la tiene de candidata. O sea, hasta explicación podría haber tenido la visita y la “conversación con Keith”. Clara Luz Flores pudo haber argumentado que no había leído lo para entonces ya publicado en Vanity Fair, Forbes o el Albany Times y algunos sitios de internet.

¿Qué decidió Clara Luz? Decir que no conocía a Raniere. Que solo conocía a la gente de ESP en Monterrey. Y, la verdad, Ra ni e reno tiene acento regio .¿ Qué creía la hoy candidata ?¿ Que aquella hora y pico de entrevista se había quemado en una hoguera? ¿Que los pocos que siguen adorando al criminal no odian a los que hoy lo desconocen? ¿Que las campañas políticas son todas tan amables y sonrientes como su conversación con Keith? Nadie es un criminal por haber tomado un “curso” de ESP, solo refleja algo de ingenuidad, dinero para gastar y urgente necesidad de terapia. No es delito haber conversado con el criminal antes de saberlo criminal. Pero Clara decidió mentir en lugar de explicar. Esas decisiones dicen algo del carácter de quien las toma. El problema no es haber estado con Raniere, sino decir que no estuviste.

Otros deberían tomar nota, no vaya a ser que al rato veamos imágenes de quienes se han dicho engañados —pobrecitos— y han insistido que ellos nunca se rozaron con ese señor ni viajaron a Albany ni nada.

El problema no es haber estado con él, sino decir que no estuviste