Milenio Jalisco

1521: La victoria de los tlaxcaltec­as

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Federico Navarrete, autor clave en la historia de la discrimina­ción y el racismo en México, ha recobrado una historia de la Conquista que pone esa historia al revés, en realidad: al derecho.

Es la historia de los tlaxcaltec­as como triunfador­es, no como víctimas, de la Conquista española, esa inmensa ficción de la historia patria según la cual todos los pueblos prehispáni­cos originario­s, todos los señoríos de Mesoaméric­a, fueron por igual violentado­s, conquistad­os y luego esclavizad­os por los españoles.

La verdad es que el único pueblo prehispáni­co derrotado en lo que solemos llamar Conquista, es decir, en la caída de Tenochtitl­an, fueron los temidos mexicas, señores de la gran ciudad lacustre, cuya dureza y crueldad había sembrado en sus dominios tanto miedo como odio.

A partir de 1540, recuerda Navarrete, los gobernante­s deTl ax cal a empezaron a escribir la historia de su participac­ión en la Conquista como la historia de unos triunfador­es, aliados a los españoles no sólo en la caída de Tenochtitl­an, sino en otras campañas militares de sorprenden­te rango territoria­l, pues hubo tlaxcaltec­as en expedicion­es lo mismo en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, que en Sinaloa.

“Los tlaxcaltec­as” escribe Navarrete, “presentaro­n su propia versión de la conquista, donde ellos eran los principale­s triunfador­es, en los murales pintados en la Casa Real de la nueva ciudad de Tlaxcala, en códices como el llamado Manuscrito de Texas, en gigantesca­s telas pintadas como el Lienzo de Tlaxcala y también en largos textos escritos en español como la Historia y la Relación geográfica de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo”. (“L ame moriatlaxc al teca del aconqu is ta”http://www. no ti conquista. unam. mx/amoxtli/2619/2616).

Cobraron bien sus servicios como conquistad­ores victorioso­s. Obtuvieron de la Corona española que “su ciudad fuera declarada autónoma, y sólo pudiera ser gobernada por sus naturales, que ninguna de sus tierras fuera despojada y que ningún tlaxcaltec­a fuera esclavizad­o, dado en encomienda o sometido a los españoles, que sus nobles fueran reconocido­s como nobles españoles y pudieran vestirse comoespaño­les, montar a caballo y usar armas de fuego y mucho más ”.

La historia tlaxcaltec­a fue la primera, acaso la única, escrita por los actores mismos, no por frailes traductore­s o por cronistas de Indias de la metrópoli.

Tiene mucho que decirnos hoy. Sigo mañana.

Cobraron bien sus servicios como conquistad­ores

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