Vacunas simuladas
Una jeringa vacía pone en duda el esfuerzo médico para vacunar a los adultos mayores contra el covid-19. O mejor dicho, no una, sino varias jeringas vacías son las causantes de la desconfianza.
El caso más emblemático ocurrió este fin de semana en la Ciudad de México. En un video tomado por el familiar de un paciente, se muestra como un adulto mayor es inyectado con una jeringa vacía, y al final se le aplica la torunda para limpiarlo y se le da por vacunado. Con la natural indignación que causaría un caso así, la familia subió a redes sociales el video y se quejó de la simulación. Las autoridades reaccionaron de inmediato, localizaron al paciente y le vacunaron realmente, y retiraron del módulo de vacunación a la enfermera señalada. Todo fue un error, dijeron las autoridades.
Pero no es el único caso similar. Hace menos de una semana ocurrió un hecho prácticamente igual en Cajeme, Sonora. Una enfermera vacunó a una mujer, y tras revisar un video, descubrieron que no se le aplicó ninguna dosis. Igual que en la Ciudad de México, se buscó a la persona mal vacunada, se le aplicó la dosis y se procedió a revisar el protocolo. El delegado federal de Bienestar en Sonora, Jorge Taddei Bringas, ofreció una disculpa a los ciudadanos.
Y así se han dado casos parecidos en diferentes partes del mundo.
Las explicaciones oficiales de los casos documentados coinciden: se trata de errores humanos, producto del cansancio y de la mecanización del sistema de vacunación; es decir, que a fuerza de practicar el mismo procedimiento una y otra vez, puede haber un error y se toman jeringas vacías.
Los mal pensados, sin embargo, atribuyen el asunto a dolo. Creen que las personas que simulan aplicar las vacunas se quedan con ellas para venderlas, o usarlas en familiares o seres queridos. En este tema, sin embargo, no se ha comprobado ningún caso de mal uso del producto. Pero el asunto es serio. Si nos sometemos a la vacunación, tenemos derecho a recibir nuestra dosis. Por lo mismo es necesario que todos, absolutamente todos los pacientes, pidan a las enfermeras y enfermeros que les muestren las jeringas antes de ser vacunados, y así comprobar que hay producto dentro de ellas.
La explicación es que se trata de errores producto del cansancio