Sin verano por el plan de vacunas
Covid. Casi 64% de los españoles cree que no se podrá recuperar la normalidad en las fechas que prometió el Gobierno por el lento ritmo de inmunización; mantener abierta la hostelería en la capital divide opiniones
El pesimismo ante el ritmo de vacunación del coronavirus se extiende en España. Una vez perdida la Semana Santa, en la que se han mantenido las restricciones y se ha impedido viajar a los españoles entre comunidades autónomas, y dado por descontado que en el Puente de Mayo la situación no habrá mejorado, todos los ojos están puestos en el verano. Y la perspectiva de la población no es buena: el 63,5% no confía en que se pueda recuperar la normalidad, debido al fiasco de la estrategia de vacunación del Gobierno.
Así lo señala el Panel de Sigma Dos para EL MUNDO, que ha preguntado a los españoles sobre las restricciones vigentes y las perspectivas durante los próximos meses, y que hace un retrato de la opinión pública que se podría resumir así: asunción de que la limitación de movimientos es necesaria para controlar la pandemia, crítica a que los extranjeros puedan en cambio viajar libremente a España, fuerte división sobre la estrategia de la Comunidad de Madrid contra el virus y pesimismo de cara al verano.
Este último aspecto es el más destacado. El horizonte del verano fue fijado por el Gobierno, tanto por los responsables del Ministerio de Sanidad como por el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Desde finales del año pasado, el principal mensaje de esperanza trasladado a los españoles es que en el verano de 2021 estará vacunado el 70% de la población, umbral a partir del cual se considera que el país adquiere inmunidad de grupo. Esto significaría que se podrían empezar a levantar las restricciones de forma importante y a reactivar la economía, que en muchos sitios de España sigue ampliamente parada, especialmente en la hostelería.
Finalizado el primer trimestre del año (el sondeo se realizó entre el 29 y el 30 de marzo), la opinión de los españoles es que ese objetivo no se cumplirá. Así lo manifiesta ese 63.5% de los encuestados, dos de cada tres, cuando se les pregunta si confían en que el plan de vacunación diseñado por el Gobierno permitirá recuperar la normalidad en los meses estivales. Sólo el 29.4% opina que sí.
El dato es transversal a todos los grupos de edad, aunque los más pesimistas son las personas de entre 30 y 64 años, y los menos, los jóvenes de entre 18 y 29 años. También es común la opinión entre los votantes de todos los partidos, aunque los del PSOE ven la situación bastante mejor que los demás, con un 52.5% que no ve un verano sin restricciones y un 41,9% que sí lo contempla.
Vacunar al 70% de la población supone inmunizar a 33 millones de personas. Cierto es que el Ministerio de Sanidad ha mantenido que cuando hablaba del verano se refería al mes de agosto, pero por ejemplo Pedro Sánchez afirmaba el pasado diciembre que en mayo o junio tendríamos a 20 millones de personas vacunadas en España. El último dato disponible de Sanidad, del pasado sábado, establece que a 3 de abril han sido vacunadas con todas las dosis necesarias 2,8 millones de personas en España.
Sánchez prometió tener 33 millones de vacunados y van ahora 2.8 millones
El Gobierno, con todo, mantiene el objetivo del verano y ha ido adaptando el plan de vacunación a los problemas de suministro, las dudas con AstraZeneca y, ahora, la llegada a mediados de abril de una cuarta vacuna, de la marca Janssen, en la que están puestas muchas esperanzas, ya que inmuniza con una sola dosis.
Del debate sobre la necesidad de recuperar la actividad y reactivar la economía da buena cuenta la pregunta del sondeo sobre la estrategia de la Comunidad de Madrid ante la pandemia. Mucho se ha hablado del empeño de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, de mantener abierta la hostelería, como símbolo de una estrategia que se basa en intentar convivir con el virus con un equilibrio entre las medidas para controlar los contagios y la necesidad de que la economía funcione. Enfrente ha tenido a muchos dirigentes políticos y a otras autonomías que defienden que hay que restringir la actividad lo máximo posible, relegando la economía. Dos visiones que se reproducen en la opinión de los españoles, que se manifiestan totalmente divididos en este punto.