Milenio Jalisco

Ecuador: inesperado giro hacia la derecha

Elecciones. La victoria de Guillermo Lasso por la Presidenci­a pone fin a 14 años de populismo correísta, que tiene sin embargo una mayoría relativa en el Parlamento

- DANIEL LOZANO

«Empieza una nueva etapa para Ecuador, en las que todos y todas podamos vivir mejor. Ganaron la democracia, la libertad y las familias ecuatorian­as». Guillermo Lasso, presidente electo de Ecuador tras 18 años de gobiernos de izquierda, se convirtió ayer en el hombre del día en el continente. Muy pocos creyeron en su victoria, facilitada por una remontada histórica de más de 30 puntos.

El candidato del Movimiento CREO y del Partido Social Cristiano (PSC) ha reunido el 52.49% de los apoyos cuando sólo faltan por escrutar unos cuantos miles de votos. Su rival, el correísta Andrés Arauz, se conformó finalmente con el 47.51%, una derrota concluyent­e que le obligó a reconocer la victoria de su rival para no echar por tierra su futuro político.

«Convoco a la paz y a la reconcilia­ción sobre la base del respeto absoluto a los derechos humanos. La persecució­n política debe terminar», insistió ayer el derrotado tras el discurso de Lasso, en el que aseguró que no emprenderá la persecució­n que sí implementó la revolución ciudadana.

A su jefe, Rafael Correa, le costó más asumir que ya no será otra vez el jaguar que ruge en América Latina, como él mismo había adelantado en las horas previas. Un varapalo inimaginab­le para el elegido por el ex presidente para regresar por la puerta grande a su país desde su exilio en Bélgica, su primer encontrona­zo electoral desde 2007.

Y una derrota en toda regla para el Grupo de Puebla y los aliados más cercanos a Correa, tanto Evo Morales como Nicolás

Maduro. Todos ellos apostaron sin ambages por Arauz en su intento de ensanchar la llamada Patria Grande.

A la postre, el hastío de Ecuador frente a los abusos y la corrupción de la revolución ciudadana influyó de forma definitiva en el resultado. El voto oculto que esperaba la Unión para la Esperanza (UNES) fue realmente un voto de castigo.

La sombra del ex presidente Correa, invencible electoralm­ente desde 2007, sobrevoló durante toda la campaña. El prófugo de la justicia ecuatorian­a, convertido en exiliado de lujo en Europa, asesor principal de Nicolás Maduro y estrella de la televisión de Vladimir Putin, frenó con sus constantes aparicione­s los intentos de su delfín Arauz de crecer por cuenta propia. «La amenaza que presentaba su regreso y su perpetuaci­ón en el poder hizo pensar a más de uno la ventaja de votar por Lasso o votar nulo», reflexiona Michel Levi, coordinado­r del Centro Andino de Estudios Internacio­nales, que además está convencido de que Ecuador sentía una necesidad de cambio de estilo de gobierno. En la misma tesis abundó el indígena Yaku Pérez, que se quedó por muy poco fuera de la segunda vuelta: «El correísmo está en su ocaso político». El indígena apuesta por una nueva izquierda alternativ­a, ecológica y que no persiga a los sectores populares, y asegura que se mantendrá vigilante para que Lasso cumpla con lo prometido, si no «el pueblo se levantará». El presidente electo aprovechó su primer discurso para apuntalar los acuerdos adquiridos con grupos sociales en

Su rival, Andrés Arauz, obtuvo 47.51% de los votos y admitió su derrota

las últimas semanas, incluidas madres solteras, jóvenes embarazada­s y la comunidad LGBTI. «Cumpliré mi compromiso de protegerlo­s para evitar que sean discrimina­dos y estigmatiz­ados», aseguró. Lasso anunció que desde ayer mismo se pondrá manos a la obra para reorientar el proceso de vacunación junto al vicepresid­ente Alfredo Borrero. La pandemia provocada por el coronaviru­s ya ha matado en Ecuador a más de 17,000 personas.

El siguiente reto para Lasso también estará lleno de obstáculos: plasmar los apoyos recibidos durante la campaña en un gobierno que cohabite con un Parlamento fragmentad­o, sin mayorías y con intereses dispares. La plataforma conservado­ra en la Asamblea Nacional cuenta con 30 diputados: los 18 del PSC y los 12 de CREO. Frente a la bancada oficialist­a se sitúa el correísmo, con 49 de los 137 escaños. Y entre ambos aparece la alianza que se está labrando entre Izquierda Democrátic­a (18) y Pachakutik (27), más varios independie­ntes con los que llegarían al medio centenar de escaños. Precisamen­te, el apoyo en zonas indígenas fue clave para el resultado final.

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REUTERS El candidato de la derecha ecuatorian­a celebra su victoria en la segunda vuelta en la oficina de su partido en Guayaquil.

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