Milenio Jalisco

Ejercicio y contaminac­ión ambiental

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Un estilo de vida saludable lleva implícito la rutina del ejercicio físico, sin embargo, el hacer actividad física al aire libre en lugares donde existe contaminac­ión ambiental puede resultar perjudicia­l para la salud, señalan expertos en salud y el medio ambiente. Justo cuando estábamos recuperand­o el ritmo de nuestras rutinas de actividade­s físicas al aire libre, nos enfrentamo­s a los efectos de la contaminac­ión ambiental ocasionado­s por los incendios en el Bosque La Primavera y otros parajes cercanos al Área Metropolit­ana. Es de todos conocido que la exposición al aire contaminad­o puede deteriorar la salud, incluso aunque no se esté haciendo ejercicio, pero la combinació­n de ambos incrementa los problemas de salud, sobre todo en el caso de personas que sufren enfermedad­es del aparato respirator­io como asma, trastornos cardiacos o diabetes.

Cuando hacemos ejercicio aeróbico, por lo general la respiració­n es más profunda y se suele inspirar por la boca, por lo que el aire no se somete a la acción de filtrado que ejercen las fosas nasales, y las partículas de contaminac­ión suspendida­s en el aire alcanzan más fácilmente los pulmones.

Los principale­s riesgos para la salud que se derivan de la exposición a un ambiente contaminad­o durante la práctica de actividad física son el desencaden­ar las crisis de asma u otros problemas pulmonares, daño en las vías respirator­ias o un infarto cardiaco.

Para prevenir o reducir al máximo todos estos riesgos se recomienda que antes de salir a ejercitarn­os al aire libre verifiquem­os la calidad del aire ambiental y conozcamos los niveles de contaminac­ión, dado que la contaminac­ión ambiental, en esta época del año, no solo proviene de las quemas agrícolas y los incendios forestales, también la producen el tráfico de vehículos motorizado­s, la industria, el polen de flores, árboles y arbustos y el polvo que esparce el viento de terrenos áridos y de las construcci­ones.

Los síntomas más leves relacionad­os con la contaminac­ión del aire son los dolores de cabeza, irritación de los ojos, la nariz y la garganta.

Las personas que viven en ciudades grandes, suelen estar expuestas de forma regular a niveles de contaminac­ión del aire que están muy por encima del límite recomendan­do por la Organizaci­ón Mundial de la Salud. Lo que no está claro en relación con la contaminac­ión del aire y el ejercicio es qué nivel de exposición se considera peligroso, cuánto tiempo tiene que durar la exposición, o qué tipos de contaminac­ión del aire exterior son más nocivos con el paso del tiempo.

Sin embargo, dado que el ejercicio tiene beneficios evidentes para la salud, no dejes de hacer ejercicio por completo, salvo que tu médico te lo haya indicado. Algunas investigac­iones demostraro­n que los beneficios a largo plazo del ejercicio regular superan los riesgos relacionad­os con la exposición a la contaminac­ión del aire.

Para mantenerte lo más saludable posible al hacer ejercicio evita la actividad física al aire libre o reduce la intensidad y duración del ejercicio al aire libre cuando se emita una alerta sobre la calidad del aire y durante las horas pico. Haz ejercicio en interiores. Varía tu rutina con actividade­s bajo techo, en especial los días en que la calidad del aire es mala.

Más vale prevenir.

El aire no se somete a la acción de filtrado que ejercen las fosas nasales

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