“Queremos que nuestros grandes cineastas sigan trabajando en el país”

Queremos que nuestros grandes cineastas sigan trabajando en el país, pero cuando lo hacen pareciera que hiciéramos todo lo posible para que nunca quieran volver. Hablo de nuestra manía desmedida por documentar casi cuadro por cuadro cada escena que se filma en México. En esta ocasión regresamos a atormentar a Alejandro González Iñarritu, quien amablemente y por los medios posibles ha pedido que no publiquemos imágenes o narremos pedazos de lo que podamos ver que se filma en su película Limbo, en gran parte grabada en el Centro de Ciudad de México.

El ganador del Oscar sigue volviendo a casa y lo hace generando cientos de trabajos en los momentos más urgentes de que estos existan en la industria. Y sabemos que lo hace con gusto, si el folklore de nuestra ciudad tiene que ver con que los vecinos de la colonia Roma primero la hagan un poco de tos y luego ya, cuando se les muestran los permisos, dejen a la producción continuar, pues ni modo. Así es.

Le pasó algo similar a Sam Mendes cuando estuvo en el Zócalo filmando Spectre. Ni Bond podría con el ingenio del mexicano para lograr echar a perder una escena a través de una selfie. Y no digo que sea un talento o un tormento nacional; los que nos dedicamos a escribir de cine sabemos que si damos suficiente lata, lo más probable es que se la piensen antes de traer producciones, esos trabajos y esa increíble industria a nuestro país. Mientras se discute en una nueva ley cinematográfica si una producción es mexicana por su talento o por su equipo creativo, yo solo veo muchos, muchos trabajos en juego ahí. No spoilers, please.