Olimpia, la trascendencia de una lucha
Cuando Olimpia Coral tenía 18 años, en 2013, un video sexual acabó con su reputación. Alguien comenzó a pasar el video que Olimpia había hecho con su novio, sin el consentimiento de ella. Las redes sociales y los periódicos locales compartieron y vendieron, respectivamente, tantas veces como pudieron las fotos y el video. Tras encerrarse 8 meses y haber pensado en quitarse la vida en tres ocasiones, Olimpia comenzó un proceso para entender que la violencia mediática y digital en su contra la convertían en víctima, consecuencia de un inmenso vacío legal que propiciaba las condiciones para la violencia mediática y digital contra ella.
Su propia experiencia la llevó a buscar a otras chicas víctimas del mismo delito, hasta entonces no reconocido, a estudiar los delitos, a asesorarse con abogados, a escribir su propia iniciativa.
Un día, presentó el proyecto de reforma al código penal en Puebla, lugar donde había iniciado su viacrucis. Después de cuatro años, en 2018, se aprobaron las modificaciones al código penal del Estado de Puebla contra la intimidad sexual. Y tres años después, hace apenas unos días, la Ley Olimpia alcanzó el rango federal.
Más que una ley, Olimpia y su legado son una causa que implicó un conjunto de reformas para reconocer un nuevo delito y un tipo de violencia. Por un lado, se hace énfasis en el respeto al derecho a la intimidad de las personas; por otro lado, se reconoce el ciberacoso como un delito que genera violencia sexual a través del ciberespacio; finalmente, amplía la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para concienciar a las instituciones, tanto públicas como privadas, sobre los derechos sexuales y la violencia digital.
La violencia mediática es todo acto a través de cualquier medio de comunicación, que de manera directa o indirecta promueve estereotipos sexistas, hace apología de la violencia contra las mujeres y las niñas, produce o permite la producción y difusión del discurso de odio sexista, discriminación de género o desigualdad entre mujeres y hombres, causa daño a las mujeres y niñas de tipo psicológico, sexual, físico, económico, patrimonial o feminicida.
Se hace énfasis en el respeto al derecho a la intimidad