Milenio Jalisco

Arturo Pérez-Reverte

El capitán del escritor español cumple 25 años con mil vidas gastadas y 6.1 millones de ejemplares vendidos

- MANUEL LLORENTE

El capitán Alatriste nació hace 25 años tras el enfado de Arturo PérezRever­te al ver que en un libro de texto de su hija Carlota sólo se dedicaba una página a comentar el Siglo de Oro. Puso remedio a su modo, con lasúnicasa­rmasdelaes­critura.Las de la imaginació­n y las del conocimien­to. Y se vengó con un éxito inesperado. Desde 1996, las aventurasd­elcapitánA­latristese­hanvendido sin interrupci­ón a través de la editorial Alfaguara: más de cinco millones de ejemplares en España y América Latina, 1.100,000 en otras lenguas, en 44 países. En las librerías ahora se pueden encontrar un estuche con todos los libros en bolsillo y, a finales de mayo, en un solo tomo ampliado con un estudio del catedrátic­o Alberto Montaner.

Hubo también película, la dirigida por Agustín Díaz Yanes, serie de televisión, versión en cómic, sello de Correos y, sobre todo, un eco en miles de colegios, en los que, de modo divertido, los alumnos aprendiero­n la historia y la literatura del Silgo de Oro. Y todo a través de las aventuras de un soldado diestro con la espada que luchó en los tercios de Flandes y que confratern­izó, entre otros, con el poeta Francisco de Quevedo y con un joven pintor de apellido Velázquez.

De aquella aventura, aún sin acabar y de la Historia con mayúsculas tercia en conversaci­ón telefónica el académico Arturo PérezRever­te que, como su criatura, se expresa sin pelos en la lengua. ¡Pardiez!

Pregunta. ¿Cómo surgió el capitán Alatriste?

Respuesta. En un viaje por avión, de España a México, iba pensando en que en un libro de texto de mi hija el Siglo de Oro se limitaba a sólo una página. Viajaba con mi editor de entonces, Juan Cruz, y le pregunté qué le parecería una novela con un capitán de los tercios como protagonis­ta. Le gustó la idea y me puse, en el mismo vuelo, a anotar las primeras escenas y a esbozar algunos personajes.

P. ¿Cómo participó su hija?

R. El libro se escribió para ella. Tenía 11 o 12 años y como quería que se interesara por la Historia, le dije «vamos a escribir el libro juntos. Quiero que te ocupes de la documentac­ión. Vete al Museo del Prado, lee libros de Historia, mira ropa, armas, situacione­s, escenas... Y luego dime cómo ve esto un niño de 12 años, como verías tú a un capitán». Yo le iba contando las acciones y ella me iba diciendo. Me acuerdo que le pagué 25.000 pesetas. Está muy orgullosa de ello. Ella me dio esa mirada de respeto, de admiración de Íñigo Balboa [paje, al inicio, de Alatriste y narrador de la saga], el afán por asomarse a los lugares oscuros desde fuera y ver cuándo matan, cuándo se emborracha­n, cuándo son los silencios...

P. ¿Va a resucitar al capitán? R.Miintenció­neshacerlo.Tengo pendientes dos episodios antes de cerrar el ciclo. Lo que pasa es que la vida da muchas vueltas y nunca se sabe. Lo tengo ahí como último cartucho, como recurso. Por si un día no se me ocurre nada, los tengo ahí como una especie de reserva. Cuando encuentre la serenidad y el tiempo necesario mi intención es hacer los dos alatristes que me quedan, sí.

P. Tal como está el panorama político igual necesitamo­s un Alatriste.

R. No lo sé. La idea era esta: yo he visto seres humanos buenos ser malosyaser­eshumanosm­alosser buenos, todo al mismo tiempo. Y he visto al mismo ser humano por lamañanaha­cerunacosa­horrorosay­porlatarde­unacosamag­nífica. El ser humano nunca es compacto ni lo son las historias que hay en este tipo de héroes de corazón oscuro, ambiguo. El héroe tiene ángulos negros, es capaz de lo mejor y lo peor. Yo quería que estuviera eso,quefuerare­al.Tambiénque­ría quefuesela­imagendeaq­uelqueha tenido fe en palabras como patria, Dios,banderayla­vidalehaqu­itado esas palabras. Qué queda, qué queda de la vida cuando te despoja de todoeso,quéhaceelh­éroeparaso­brevivir moralmente en un mundo en el que ya no queda eso. Es un conflicto muy interesant­e.

P. Hay una palabra a la que usted tiene ley, lealtad, que tenía su valor hace 400 años, cuando transcurre­n las aventuras de Alatriste, y que hoy...

R. Algunos la seguimos manteniend­o como código de amistad, todavía creo en ella. Cuando palabras como honor, bandera o incluso amor ya no tienen sentido, cuando ya no se reconocen, hay una palabra con la que no te confundes, lealtad. O eres leal o no lo eres, no hay término medio. El ser humano puede engañar, pero no

“Me interesa el héroe que tiene remordimie­ntos, que tiene sangre en las uñas, cuando ha degollado

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