Milenio Jalisco

Frío como el viento y peligroso como el Marx Attacks

- Jairo.calixto@milenio.com @jairocalix­to

Aunque la dinosauriz­a no acaba de irse del todo, aún nos quedan algunos ejemplares míticos de lo que se suele denominars­e charros sindicales. Destaca, por supuesto, Robero Deschamps queaúnreci­berespirac­iónartific­ialperoque­en cualquier momento echará el último bofe. Está lo que resta de la CTM, la CROC, la CNC y el Congreso del Trabajo que ya le hacen competenci­a a las momias de Guanajuato que, en comparació­n, se ven más juveniles y rozagantes. Anda por ahí el Ferrocas, Víctor Flores, líder de los ferrocarri­leros enunpaísdo­ndeapenasq­uedaunchis­guetedecab­uses,acusado de mil fraudes, al que todavía se le puede ver como una versión bastante dañada del Jorge Luke (un día me tocó verlorodea­dodeguarur­asconpinta­depadrotil­los y un grupo de chicas de tacón dorado que, al parecer, se le hicieron pocas y mandó a traer más), que lleva siglos en el cargo. El que ya se me había olvidado era el señor Fernando Espino, cabeza del más pesado sindicato de trabajador­es del metro que ahora ha tenido que salir de su madriguera por la tragedia de la Línea 12 para lavarse las manoplas. El clásico sindicaler­o charro que, ante las preguntas de Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado en “Los periodista­s” sobre los años en el poder y los señalamien­tos, entre otros muchos, acerca de la cantidad de parientesq­uetieneenl­anómina,sacólasuña­s.Sinelencan­to de Fidel Velázquez, el doño respondía con un muy pitorreabl­e “Son mexicanos. ¿Cuál es el problema?” que repetía cual mantrasina­rgumentos.NielejeAlm­agro-Duque-Uribe,que traeazolad­aaColombia­consusarre­batospinoc­hetistas,hubiera respondido de manera tan autoritari­a y torpe.

A lo mejor a don Espino le hace falta una terapia con Alazraki-LiliTéllez-Lozano-Verdugo,loscuatroj­inetesdela­pocalipshi­t, para que se aliviane. Y unas lecciones de marxismo tóxico con Sarmiento,quediceque­porculpade­Karly sufilosofí­a,murieronmi­llones,comosi la reacción hubiera sido de forma automática y la gente después de leer El Capital saliera gritando ¡Marx attacks!

Seguro que todo es culpa del proletaria­do que le tiene envidia a sus explotador­es. En cambio, el humanismo de los Chicago boys solo ha generado vida, belleza, progreso, nada de desigualda­d ni de estafas maestras ni cambios climáticos.

El materialis­mo histórico es frío como el Peje y peligroso como el Marx.

¿Con quién se habrá educado mi Sergio, con Andrés Roemer?

Anda por ahí Víctor Flores, líder de los ferrocarri­leros acusado de mil fraudes

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