Mariana, Samuel y el bebé

Vaya tormenta en redes sociales y medios de comunicación generó el permiso que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y su esposa, Mariana Rodríguez, consiguieron para recibir por unos días a un bebé a cargo de una casa hogar del DIF de ese estado.

Pude leer todo el fin de semana palabras de admiración por el gesto de que el bebé acompañara al gobernador y a su esposa el fin de semana, y muchas críticas severas por considerar que se hace uso político de la estancia del menor con la pareja por un fin de semana.

Me parece que parte del problema es que hubo quienes utilizaron la palabra adoptar en sus comentarios y notas. Hubo títulos como: “Mariana Rodríguez ‘adoptó’ a un bebé por un fin de semana”, que me parece incorrecto. Adoptar significa, según el diccionario, “tomar un hijo ajeno como propio en virtud del acto jurídico de la adopción”. No es el caso.

No soy experto, pero he podido seguir de cerca el trabajo de una casa hogar, y me queda claro que existen mecanismos para que menores de edad bajo custodia de instituciones puedan pasar fines de semana con sus padres, tutores o con familias. En el caso que conozco, la idea de la casa hogar es que los niños estén de lunes a viernes en ese centro, y el fin de semana puedan convivir, insisto, con familiares, tutores, o familias interesadas en ayudar a niños sin oportunidades.

Se puede discutir si hay un uso político en la exposición mediática de la acogida que hacen el gobernador y su esposa; pero también se puede hablar de la buena intención de una pareja joven y sin hijos de compartir tiempo con un bebé que pasa su vida en una casa hogar. Mariana Rodríguez, siempre en sus cuentas de redes sociales, dijo que estudia la posibilidad de recibir capacitación para poder recibir al bebé por más tiempo. Yo, en lo personal, aventuro que ese menor podría terminar siendo adoptado por el gobernador y su esposa.

Reitero que alrededor del tema hay más morbo y amarillismo que ganas de plantear una situación normal, pero que pocos conocen: la de muchas personas que, desde hace años, se interesan por ayudar a otros. Hay mucho ruido en un tema que es normal, natural, humano.

Alrededor del tema hay mucho morbo y amarillismo