¿Cómo financiar los cuidados?
En una auténtica bocanada de realidad se convirtió la charla impartida por el doctor Héctor Villareal Páez en ocasión de la apertura del segundo ciclo escolar del 2022 en El Colegio de Jalisco. A decir del ponente invitado, el 2022 es un año que no entendimos: entre el impacto geopolítico del conflicto en Ucrania y la tensión con China, la inflación más alta de los últimos 20 años que ha impactado en los alimentos, y los mercados laborales tirantes tanto en Estados Unidos como en otras regiones, son apenas algunos de los nubarrones que asoman en el horizonte inmediato de la actividad económica del país que parece no crecer y si lo hace, muy probablemente será poco.
Con este panorama con que se presenta el 2022 como punto de partida, pareciera altamente probable que para 2024 tengamos un problema fiscal de consideración, particularmente por la presión a la que probablemente serán sometidas las finanzas públicas mexicanas por el gasto en pensiones y servicio de deuda que puede llegar a representar hasta el 10% del Producto Interno Bruto. Lo anterior nos lleva a subrayar la relevancia estratégica del próximo año para intentar avanzar las indispensables negociaciones políticas entre federación y entidades federativas para sortear la difícil coyuntura del año electoral.
En este complicado contexto y ante la inminente transición demográfica que estará experimentando el país durante los siguientes 20 años, la economía de los cuidados orientados particularmente a la infancia, a las discapacidades y a la tercera edad que, a decir del ponente, quizás se convierta en la revolución de política social que podría tener efectos por género considerables y fomentar crecimiento económico en el futuro inmediato, se enfrenta con el dilema de cómo ser financiados. Por ello, la alternativa de mirar hacia el impuesto predial en particular o cualquier otra fuente del orden municipal para el financiamiento público de las actividades de cuidados a la población vulnerable resulta por demás sugerente siempre y cuando, por supuesto, sea provista con efectivos mecanismos de rendición de cuentas que contribuyan a transparentar su correcta aplicación y funcionamiento.
A decir del ponente, el 2022 es un año que no entendimos