El campo español pierde más de 8.000 millones de euros por la sequía
El sector reclama medidas ante la destrucción del 14,5% del empleo respecto al año 2021
«Nunca he conocido un verano con tanta sequía y con tanto calor», resalta la ganadera Charo Arredondo, del Valle de Soba (Cantabria). Sus vacas pastan en el Valle de Soba, pero describe que sus animales han sufrido en los últimos meses una situación nunca antes vista. El grito de auxilio es generalizado en el campo español, que ya ha evaluado en datos concretos el grave impacto de la falta de agua y las altas temperaturas de los últimos meses: más de 8.000 millones de euros en pérdidas y más de un 30% de caída en el rendimiento de las cosechas, que llegan al 90% en las superficies cultivadas del arroz o al 80% en el almendro.
Ningún sector escapa al impacto. La cosecha del olivar, tanto de mesa como de almazara, podría quedarse en el 50%, como la producción del maíz; en la vendimia, de manera inédita, se ha adelanto la recogida varias semanas, lo que provocará una reducción de su producción entre un 25% y un 30%.
Estos problemas, sumados a la subida de los costes de producción y el impacto de la guerra en Ucrania, se traducen ya en señales muy preocupantes para el empleo. Según los datos oficiales, en plena campaña agrícola se han perdido 51.496 afiliados, un 14,5% menos que en el primer semestre de 2021, y la tendencia parece clara: los ocupados del sector primario sumaron 789.300 personas entre abril y junio, según la EPA, lo que supuso un 4,63% menos que el año anterior (38.400 personas menos) y un 2,68% menos que en el segundo trimestre de 2021 (21.700 personas).
El ministro de Agricultura, Luis Planas, anunció ayer que el próximo 5 de septiembre reunirá al grupo de seguimiento de la Mesa de la Sequía y puso en valor los 450 millones en ayudas al sector que el Gobierno ha puesto sobre la mesa.
Sin embargo, para Pedro Barato, presidente de la patronal agraria Asaja, no es suficiente: «El Gobierno debe ponerse al frente de la gestión de la crisis como han hecho otros gobiernos europeos, y presentar medidas eficaces». Especial mención le merecen los sectores ganaderos, donde la falta de pastos naturales y el incremento desorbitado de los costes de alimentación del ganado han provocado situaciones dramáticas, como el cierre de explotaciones o el obligado sacrificio de cabezas de ganado ante la imposibilidad de asumir estos costes ni poder repercutirlos. La inflación provoca que cada día se cierren dos granjas.