Volver a habitar el Centro Histórico
El anuncio de los primeros tres proyectos inmobiliarios que ofrecerán 353 departamentos frente al Parque Morelos, en el polígono que comprende el llamado Distrito Creativo de Guadalajara, constituye la concreción de una prolongada aspiración, expresada en distintos momentos por parte de las autoridades municipales, que busca lograr repoblar el centro histórico de la capital de Jalisco. Al menos así lo dejó en claro el actual presidente municipal de Guadalajara, Pablo Lemus Navarro, a quien le dio “mucho gusto poder dar continuidad a los programas de repoblamiento que iniciaron desde administraciones atrás, muy en concreto en la administración del entonces presidente municipal y hoy gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, se hicieron esfuerzos muy importantes para el repoblamiento de nuestra Guadalajara” (MILENIO JALISCO, 6 de septiembre).
Ciertamente la continuidad en los programas y políticas públicas en cualquier orden de gobierno es condición necesaria, cuando con ellas se busca producir cambios efectivos en el comportamiento social como lo es la decisión de donde habitar. No obstante, siempre resultará insuficiente si no es acompañada de una lectura correcta de la complejidad inherente a las dinámicas sociales, urbanas y económicas sobre las que se busca incidir. Tal es el caso de la compleja realidad que vive actualmente el primer cuadro de Guadalajara.
Más allá de los proyectos inmobiliarios anunciados y los que se proyectan en al menos otros tres polígonos distintos al del Parque Morelos, resulta fundamental esclarecer las estrategias públicas y privadas que permitan ofrecer a los futuros vecinos las condiciones habitacionales que aseguren el entorno urbano seguro, limpio, económicamente próspero y bien comunicado que propicie la buena vecindad indispensable para reconstruir el tejido comunitario al que se aspira. Un buen ejemplo que puede ser fuente de inspiración para las actuales autoridades municipales lo encontramos en el pasado remoto de Guadalajara con “la construcción de 16 manzanas, compuestas por 158 viviendas, destinadas para gente sin hogar” (Ibarra Pedroza, pág. 37), que en su momento promovió Fray Antonio Alcalde.
Tal es el caso de la compleja realidad que vive el primer cuadro