En vilo, hasta 100 empleados de la residencia del rey Carlos
Clarence House. Luego de la sucesión, la Casa Real busca “con urgencia” funciones alternativas para el personal; el anuncio sobre los despidos fue “insensible”, acusan
Miembros del personal de la antigua residencia oficial del rey Carlos III, Clarence House, en Londres, se vieron inmersos en la confusión después de que se les informó esta semana que muchos corren el riesgo de perder sus puestos de trabajo.
Clarence House indicó que el aviso puede afectar hasta 100 empleados, pero “aunque algunos despidos serán inevitables”, la Casa Real “trabaja con urgencia para identificar funciones alternativas para el mayor número posible de personal”.
El Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS, por su sigla en inglés), que representa a los trabajadores del gobierno británico, trabajará con las Casas Reales, los departamentos colectivos que apoyan a la familia real, para garantizar que el personal amenazado por el aviso tenga “plena seguridad laboral”.
“La decisión de Clarence House de anunciar los despidos durante un periodo de luto es poco menos que insensible”, dijo el secretario general del PCS, Mark Serwotka. “Aunque era de esperar que se produjeran algunos cambios en la casa, ya que las funciones de la familia real cambian, la magnitud y la rapidez con la que se anunció es extremadamente insensible”.
La decisión se produce cuando el rey Carlos y Camilla, la reina consorte, se preparan para mudarse al palacio de Buckingham para desempeñar sus nuevas funciones y el sucesor de la reina Isabel II se hace cargo de miembros de la casa de su madre, al tiempo que abandona algunas causas personales que defendía como príncipe de Gales.
Pero el momento del anuncio, apenasunosdíasdespuésdelfallecimiento de la Reina a los 96 años y poco antes de su funeral, causó conmoción en algunos sectores.
La recomendación jurídica que adoptó la casa recomendaba que se compartiera la información a la brevedad posible, dijo una persona con conocimiento de la situación, y agregó que “a pesar de todos los esfuerzos por retrasar la información hasta después del funeral, el consejo seguía siendo el mismo”.
La noticia de los posibles despidos llegó en una carta, que pu