Ayotzinapa, la incertidumbre
Conozco a Alejandro Encinas desde que éramos estudiantes de la Facultad de Economía de la UNAM. Somos casi de la misma generación y desde aquellos años, conocí de sus convicciones, de sus principios y sus valores; por ello confío que a pesar de que hay quienes quisieran poner en entredicho lo alcanzado, la investigación del Caso Ayotzinapa llegará a buen puerto.
Hay quienes de manera perversa y con finesinconfesables, quisieran una abierta confrontación entre el Ejecutivo federal y el Ejército mexicano para debilitara una de las instituciones más respetables de nuestro país. No nos confundamos: de lo que se trata es de castigar a quienes tuvieron alguna participación en estos lamentables hechos, sea del rango que sean y valorar en su justa dimensión un paso histórico que nunca se había tomado.
Algo es cierto: la investigación por el Caso Ayotzinapa está a prueba, y a pesar de todas las dudas que se han suscitado, yo tengo la confianza en la voluntad presidencial de llegar a la verdad y hacer justicia a los padres de los estudiantes y al movimiento social que los acompaña.
En estos días se ha propalado una serie de versiones sobre el curso de los acontecimientos, señalamientos que deben fundarse con pruebas contundentes, para que la justicia llegue a los únicos y verdaderos responsables.
Porque se pueden decir muchas cosas, y se han dicho, se pueden señalar a muchos personajes, y se han señalado; pero no basta con el dicho de alguien para hacer culpable a nadie, imagine usted si así se desarrollaran todos los juicios en el país.
Hace unos días me reuní con un grupo de paisanos que estudian en la Ciudad de México en la UNAM, la UAM, el Poli y la BUAP; en el encuentro me preguntaron qué sucede a mi persona, en torno al caso Ayotzinapa, a lo que respondí que yo espero que se diga como parte de las investigaciones, a quienes no se le encontró responsabilidad en esos hechos.
Señalé que, por la pretensión de politizar el caso, se nos ha hecho cargar con una pesada losa, de manera injusta.
Y expresé que, para retomar el camino, es necesario que ya dejen de lucrar algunos falsarios como acertadamente lo expresar a el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En tanto se aclara todo lo confuso en que han devenido las investigaciones, aquí estoy como lo he hecho siempre, mirando de frente, después de estos días nublados y llenos de incertidumbre.
Por cuanto a la actuación del ex fiscal Iñaki Blanco, señalé: “Han sido injustos con quien sentó las bases de la investigación que aún siguen vigentes, quien recuperó a más de 68 jóvenes de la Escuela Normal de Ayotzinapa y quien encarceló a 38 elementos de la policía municipal y miembros de ‘Los Bélicos’”.
Por cierto, un importante grupo de padres de familia de los 43 estudiantes desaparecidos ha solicitado entrevistarse conmigo y me he negado hacerlo para no mandar mensajes equivocados, y seguir honrando mi compromiso con la Comisión de Padres, en la reunión que sostuve con ellos en las instalaciones de la Secretaría de Gobernación, en el sentido de no celebrar ningún tipo de acercamiento a no ser que fuera por su conducto.
Sin embargo, debo decir que su situación es cada día más penosa al carecer de recursos para sus traslados, para sus gastos de alimentación y de atención médica, entre otros.
Por una situación hasta humanitaria, la Comisión para la Verdad debiera de emprender ya la ruta de reparación del daño, sin menoscabo de dar continuidad a las investigaciones como es el compromiso del actual gobierno.
Por mi parte, he llegado ala conclusión de que mi salida del gobierno de Guerrero tuvo un trasfondo político, y como lo expresar a el comandante Fidel Castro en 1953, por los asaltos a los cuarteles Moncada y Céspedes: “la historia me absolverá”.