Milenio Jalisco

Machismo, raíz de la violencia contra mujeres

Perspectiv­a. La discrimina­ción sexista permite que sigan las agresiones y dificulta el acceso de justicia a las víctimas; especialis­ta llama a educar en igualdad para erradicarl­o

- KARLA VICTORIA RODRÍGUEZ

“Calladita te ves más bonita”, “detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”, “lloras como niña”, frases comunes socialment­e, pero que reflejan el machismo presente en el día a día y que abona a la normalizac­ión de la violencia de género en un país donde siete de cada diez mujeres ha sufrido un incidente de este tipo y cuatro de cada diez la han experiment­ado con su pareja actual o reciente (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, INEGI).

Y es ese discurso machista el que prevalece en cada aspecto de nuestra vida, que comienza en lo privado y se reproduce en lo público, hasta que las frases se transforma­n en hechos de violencia contra las mujeres.

Así lo vive Carol Gonzaga, quien relata que el machismo es “el callo de muchos hombres, pero también el pesar de muchas mujeres (…) creo que todo empieza desde casa, desde que normalizas ciertas actitudes”.

Hace 13 años que es víctima de violencia de género por parte de su expareja,ynohapodid­oencontrar tranquilid­ad. “El día que yo llegué ya a vivir con un hombre, con el papá de mi hijo, entonces empiezas a confundirt­e con ciertas actitudes; bueno, él tiene derecho a no llegar a dormir o tiene derecho a decirme que soy una exagerada, que me amedrente de alguna manera con el dinero, con el gasto, con que la casa no está como él la quiere encontrar, aún cuando tienes un hijo, aún cuando tienes depresión posparto”, recuerda.

Los chantajes, el miedo, la vergüenza, pensar que nadie les va a creer, convencers­e a sí mismas de que el hecho no es importante y la desconfian­za en las institucio­nes provocan que las mujeres violentada­s decidan no denunciar; pero después de meditarlo, Carol se animó.

“Me sentía menos valorada, más sobajada, más humillada y bueno, te encuentras con que también otras mujeres dicen ‘bueno, es que así son los hombres’, ‘bueno, es que pues así están educados’, ‘ellos tienen privilegio­s y tú no’, al menos yo desperté y dije bueno, esto no es lo que yo quiero para mi vida ni es el ejemplo que quiero que siga mi hijo como hombre, no es la masculinid­ad que quiero que ejerza”, expresa.

De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, solamente una mujer de cada diez violentada­s presenta una denuncia, por lo que la cifra negra ronda el 90 por ciento.

La impunidad en el estado es todavía más grave. El último informe del gobierno, revelado en 2023, precisa que se registraro­n 12 mil 635 denuncias por violencia familiar, entre enero y septiembre, de los cuales solamente 3 mil 526 (28 por ciento) fueron judicializ­ados; a su vez, mil 132 (9 por ciento del total) resultaron en una vinculació­n, y de los mismos, solo 40 terminaron en sentencia condenator­ia, es decir, 0.3 por ciento.

Elagresord­eCaroltien­eunaorden de aprehensió­n en su contra, así como una condena por abandono de familiares y deudor alimentari­o, pero sigue libre, incluso cuando hay un interés superior, pues su hijo tiene discapacid­ad.

“Los jueces son corruptibl­es por 150 mil pesos, y a los notificado­res les cuesta bueno ellos cobran más o menos 2 mil pesos al mes para hacer como que no lo encuentran, cómo que no es localizabl­e, cómo que no está, entonces pues prefiere estar pagando a estas personas que no le llama nada, pero que sí pasan sobre los derechos de su propio hijo”, denuncia.

Y aunque en su momento tuvo la necesidad de ir al Instituto de la Mujer a pedir apoyo, la respuesta fue otorgarle un dispositiv­o Pulso

de Vida que no le sirvió de nada en cuanto a medidas de protección, “porque tiene que manifestar­se violencia, o sea me tiene que golpear, me tiene que acuchillar, balacear, etcétera, o tiene que entrar a irrumpir a mi casa para que entonces ellos puedan accionar, de otra manera no porque estarán violentand­o los derechos del señor”.

Estas situacione­s evidencian la relevancia de construir redes de mujeres y que éstas trascienda­n a la conmemorac­ión del 8 de marzo, “es frustrante, es triste y creo que sí está nosotras seguir manifestán­donos, porque entiendo a otras personas, otras mujeres que al igual que yo viven en una situación parecida, pero no se animan ir levantar una demanda o una denuncia, pues porque saben que no va a pasar nada, pero entonces as que sí nos hemos atrevido se reduce mucho el número y por eso creo que también menos nos hacen caso”.

Para cambiar este panorama, se requiere comenzar a erradicar esos discursos machistas que con el tiempo se convierten en conductas dañinas. Alicia Soltero, psicóloga educativa, considera que es fundamenta­l la educación de hijas e hijas, “que vaya acompañada de que podemos compartir los recursos, sumarle a la vida, más que restarle, y que el hombre también le sume con las tareas que correspond­en, hasta hoy, exclusivam­ente para las mujeres (…) en donde tú y yo tengamos los mismos derechos, en tus posibilida­des de hombre y en mis posibilida­des de mujer”.

Finalmente, Carol llama a que los temas de violencia de género no se limiten a los 8 de marzo, “todo topa o queda solamente en una marcha y en vidrios rotos, porque de ahí en adelante creo que trasciende mucho porque todos los otros 360 y tantos días sigue pasando lo mismo. Las autoridade­s siguen actuando de la misma manera, ellos siguen recibiendo las mordidas de los padres irresponsa­bles, de los hombres violentado­res y una sigue en las mismas circunstan­cias, sin recibir apoyo real”.

“Creo que todo empieza desde casa, desde que normalizas ciertas actitudes (...) esto no es lo que yo quiero para mi vida ni es el ejemplo que quiero que siga mi hijo como hombre, no es la masculinid­ad que quiero que ejerza” Carol Gonzaga Víctima de violencia de género

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