Mariana Enríquez. “No le temo a los fantasmas”
La escritora argentina presentará su libro de cuentos Un lugar soleado para gente sombría en Ciudad de México
¿Qué hace la escritora de terror?
Ajustar la antena a ese tipo de cosas, para la mayoría de la gente es eso triste que pasó, después se terminó y sigue con su vida. Pero el que se dedica a esto le presta más atención a todas esas cosas.
¿Tus fantasmas tienen un espíritu social, político?
Sí, creo que es así. En México y Argentina tienen desaparecidos por motivos y momentos diferentes e importa el motivo para la historia y la sociedad. Para escribir un cuento con ese horror, que es una tumba sin nombre o un cuerpo que desapareció, es muy real y al mismo tiempo es sobrenatural; la falta de un cuerpo es terrorífica y es vivir en una pesadilla, como vivir en una película de terror.
Mariana Enríquez dice haber crecido con Steven Spielberg, la serie Twin Peaks, las historias de Stephen King y El exorcista, fue su educación sentimental, pero no podía escribir terror “gringo”.
¿Fue cuando decidiste escribir terror?
Me gustaba, tenía toda la adrenalina, pero yo no puedo escribir sobre un asesino en los suburbios tipo Freddy Krueger por más que esté buenísimo, no es a lo que le tengo miedo. Yo le tengo miedo a la desaparición de personas, a la inestabilidad económica constante en Argentina que hace que la gente se vuelva monstruosa, en el sentido de que se pone uno en contra de los otros porque todos tienen miedo a que les vaya mal; entonces hay situaciones de mucha crueldad; la gente se quiere salvar. Para mí el terror siempre ha sido una cosa muy seria.
¿Te gusta hurgar en lo misterioso?
Tengo como 50 recorridos por cementerios y todas las cosas que me pasaron tienen que ver con gente viva que estaba haciendo
cosas locas, rara vez con algo extraño. Me gustaría tener algún tipo de contacto, pero tal vez no soy sensible a esas cuestiones, eso hace que pueda escribir y estar permanentemente curiosa.
¿Le tienes miedo a algo?
A la violencia, a los accidentes, a la enfermedad o a morirme, como todo el mundo; cosas en la que está en juego la vulnerabilidad del cuerpo, pero en la vida cotidiana soy poco miedosa.
¿Qué le dirías a la gente que ve al género del terror como algo menor?
Me parece anticuado, tengo 50 años y no tienen que venir a decirme qué hacer. Si no me quieren leer, no me lean. Para mí no es un género menor, lo menor está en el ojo del que lo desprecia, no del que lo hace.
Muchos te ven como una
y hasta como una cazafantasmas...
No (risa). No, pero le agradezco a los fans que me traigan historias, no todas terminan en la ficción pero me ponen en clima. Ellos me dan tips de cementerios, que es otro de mis fetiches. Me gusta que los lectores lean los libros, se entusiasman y después quieran participar. Para mí es lo mejor que le puede pasar a la literatura.
¿Te emociona toda la atención que tienes ahora?
Yo no soy hipocrática, me gusta, es algo que funcionó muy bien, con los cuentos, haciendo presentaciones y siendo muy pública en redes sociales; que los lectores quieran tener una relación conmigo me sorprende y me emociona. Pero cuando quiero tener soledad y silencio sé cómo tenerlo, yo solo soy una escritora, no soy Beyoncé, no me van a perseguir, estará todo bien.