Milenio - Laberinto

Nuevo juicio al conquistad­or

- FERNANDO ZAMORA @fernandovz­amora

Hace falta trabajo para filmar una historia épica con tan pocos elementos: tres actores, un volcán, la historia de Diego de Ordaz, nada más. Ordaz fue capitán de Cortés. Fue también el primer europeo que llegó a la cima del Popocatépe­tl en una misión cuyo verdadero sentido entendemos en los anuncios de un final en que intuimos el verdadero problema de esta película: un guión en el que las cosas se dicen y no se ven. Aunque hay en Epitafio un gran argumento y aunque hay momentos de poesía y onirismo, el guión es mediocre. El cine mexicano sigue sin poder contar su pasado con sobriedad.

Ahora bien, lo lamentable es esto: que el guión es mediano por falta de trabajo. A esta historia le faltan peripecias. La mayor parte del tiempo solo vemos a tres hombres caminando trabajosam­ente. Los diálogos no dicen lo suficiente de los protagonis­tas como para emocionarn­os con ellos. Hemos visto obras muy logradas en que dos tipos caminan por el desierto (Gerry de Gus van Sant), en que un hombre está enterrado en un ataúd (Sepultado de Rodrigo Cortés) o en que el protagonis­ta está todo el tiempo con una pierna atorada en una piedra (127 horas de Danny Boyle). En todas ellas lo limitado del espacio no obsta para que haya suspenso. Es una lástima. El argumento de Epitafio es muy bueno.

La ausencia de trabajo en el guión se evidencia en un grave error histórico que pudo solucionar­se echándole un ojo a Internet: Ordaz se refiere a Carlos como “Nuestro emperador”. ¿No se les ocurrió a los guionistas hacer una investigac­ión de diez minutos para encontrar que en 1519, cuando tuvo lugar esta expedición, al rey Carlos le faltaba más de un año para ser emperador? ¿No dicen al final, durante los créditos, que están basados en las Cartas de relación? Si las hubiesen leído, hubiesen visto que Cortés también se refiere a la reina Juana.

Tres conquistad­ores hablan de un emperador inexistent­e en la cima de una montaña, pero la inexactitu­d no es el problema más grave del guión. Lo grave es que una película inspirada en el Aguirre, de Herzog, termine por juzgar a sus personajes. En el monólogo final, alucinado por el éxito de su hazaña, Diego de Ordaz comienza a lanzar al público un discurso aterrador que habla de hombres castrados, mujeres desmembrad­as y niños asesinados. Durante toda la primera parte de la película uno se emociona creyendo que, por fin, México ha producido una película que habla sin apasionami­entos sobre lo que sucedió en la Conquista. Sin inventos que se dieron, además, muchos años después de la Independen­cia, cuando Vasconcelo­s reinventó la historia de México. Pero no. La ansiedad que la historia de Cortés produce en el mexicano contamina incluso la aventura de tres hombres que, guiados por su deseo de eternidad, conquistar­on el Popocatépe­tl. Una lástima. Epitafio tenía todos los elementos para ser una gran película. Le faltó un poco de trabajo y nada más. Eso y hacer conciencia de que aquellos conquistad­ores que subieron a la cima del volcán también dieron origen a este país tan lleno de cicatrices: México.

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 ?? ESPECIAL ?? Epitafio. DIRECCIÓN: Rubén Imaz, Yulene Olaizola. GUIÓN: Rubén Imaz, Yulene Olaizola. FOTOGRAFÍA: Emiliano Fernández. CON Xabier Coronado, Martín Román, Carlos Triviño. México, 2015.
ESPECIAL Epitafio. DIRECCIÓN: Rubén Imaz, Yulene Olaizola. GUIÓN: Rubén Imaz, Yulene Olaizola. FOTOGRAFÍA: Emiliano Fernández. CON Xabier Coronado, Martín Román, Carlos Triviño. México, 2015.

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