Las maneras de una voz
La interesante catedral poética que construye Minerva Margarita Villarreal en Las maneras del agua (Fondo de Cultura Económica), Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2016, tiene su fortaleza en el manejo del lenguaje, en la profusión lírica y en los destellos de iluminada inspiración que alcanza. Se trata de una poeta en pleno dominio de su técnica (esa extraña conjunción de recursos, estilo, expresión y temple que todo poeta anhela). Este dominio le permite concretar el funcionamiento interno de sus versos: reposados, tersos y cadenciosos: “Antes del alba sus manos traen el cielo hasta el muro de piedra/ y en lecho de madera abro los ojos que no abro”.
El eje sobre el que gira el libro es una aproximación a las formas del éxtasis místico encarnado en la figura de Teresa de Ávila. La santa se convierte en una aparición que ronda por la mente, el cuerpo y la voz de Minerva Margarita Villarreal. Las maneras del agua no se limita a reproducir un retrato ni a exaltar la hagiografía de Santa Teresa. Son muchos los misterios que fluyen a través de los versos decantados y sagaces de Villarreal: por una parte, la aproximación y el entrecruzamiento con Teresa de Ávila; pero también hay un desdoblamiento que se apropia de la altura, la transparencia y la vibración espiritual de su personaje, entregándonos los momentos de mayor esplendor del libro en el conjunto de alabanzas intercaladas bajo el apropiado título de “Laude”.
El paso referencial de la figura de Santa Teresa a la voz dominante en el libro es acertado y convincente, como lo demuestra el poema “La cura”: “Y que tu día sea igual a mi noche/ que ofrece sus pistilos/ sus pétalos/ su aroma/ al ave que hizo nido en el alero/ cuando cesó la ruina/ y mi noche aceptó su destino”. De igual manera, emociona cuando la voz se atreve a ascender en su propia visión, más allá de los referentes teresianos: “Estoy tocada por Dios/ la violencia de su cuerpo/ por mi sangre fluye/ tocada por la violencia/ es/ el cuerpo/ de la sangre que fluye”. Los temas intermitentes no se oponen al desarrollo central, más bien sucede que su inserción es menos efectiva. Por ejemplo, el poema “Antes de caer” (estupendo en su elaboración y en su poder expresivo) da la impresión de corresponder a un desarrollo poético distinto. Lo mismo sucede con algunas expresiones comunes incrustadas en la sutil filigrana de los poemas.
Las maneras del agua bien vale el Premio Aguascalientes obtenido por su sólida factura. La situación es que la soltura y la intensidad lírica llegan a ser tan efectivas que vuelven notorias las mínimas salidas de tono. Esta aparente disociación temática me sugiere una reflexión sobre la naturaleza de los concursos poéticos: ¿qué tanto la extensión obligada por la convocatoria condiciona las posibilidades expresivas de un poemario que concentrando su fuerza expresiva aumentaría sus cualidades como libro?