Entre lo sublime y lo heterodoxo
Entre el 31 de mayo y el 27 de agosto, el Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales celebrará su vigésimo aniversario con la obra de seis grandes fotógrafos, entre los cuales se encuentra Teresa Margolles (Culiacán, 1963). Laberinto charló con
Las imágenes del fotógrafo Alberto García-Alix (España, 1956) tienen como sello una constante búsqueda personal. Sus retratos muestran invariablemente lo mismo: el latido de su vida. Con más de 40 años de trayectoria, el artista leonés se ha convertido en una leyenda en Europa, no solo por el encarnizado carácter autobiográfico de su obra; sus andanzas al lado de motociclistas, toxicómanos, actores porno y otros seres marginales le han otorgado un extraño halo de heroicidad.
Reconocido con el Premio Nacional de Fotografía en España y condecorado como Caballero de las Artes y las Letras, en Francia, entre otras distinciones, el creador mantiene inalterable su talante de juventud: sigue siendo amante de las motocicletas, las mujeres y la fotografía analógica en blanco y negro.
Ahora arremete con una singular misión: “crear el corazón” del Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales PHotoEspaña 2017, que del 31 de mayo al 27 de agosto celebrará su vigésimo aniversario. La labor de García-Alix, asegura María García Yelo, directora de uno de los encuentros más relevantes en la escena fotográfica mundial, va más allá de la de un curador oficial: se le ha concedido “carta blanca” para determinar el eje de la programación.
Con un sentido pasional e instintivo, el artista realizó su tarea. La exaltación del ser. Una mirada heterodoxa es el título en el que engloba las exposiciones de seis de sus fotógrafos predilectos. “Uno se reconoce en lo que ama y yo amo estos trabajos. Me siento identificado con esa pulsión que muestran en su obra”, expresa el comisario de esta edición en la cual, sin mostrar una sola de sus fotografías, proyectará lo más íntimo de sus impulsos creativos.
El repertorio lo conforman autores que tienen en común la crudeza de una obra “sublime y heterodoxa”. El grupo está integrado por la mexicana Teresa Margolles, el sueco Anders Petersen, los franceses Antoine d’Agata y Pierre Molinier; el portugués Paulo Nozolino y el suizo Karlheinz Weinberger.
García-Alix reitera en un texto escrito a propósito de La exaltación del ser que la obra de estos artistas “gira en torno a lo sublime, en su acepción más clásica de la exaltación corpórea cuando se juntan el dolor y el placer, y lo heterodoxo”.
“Lo sublime no tiene ángel, tiene duende”, asevera parafraseando a García Lorca. “Desligado de la razón, anida en las tripas y el alma se alimenta. De ahí que regurgite como sensación o exaltación corpórea donde el placer y el dolor se dan la mano. Es una vieja idea romántica aún vigente”, refiere ahondando en su definición: encuentro y punto de partida, la emoción y su umbral.
Por otra parte, no reconoce lo heterodoxo como “herejía o disconformidad, sino como obra que habita fuera de normas porque se nutre de lo más íntimo y pasional del autor. La creación de lo único”.
En ese horizonte, “tenso como una goma que se estira”, las fotografías de los ungidos por García-Alix exhiben, más allá de la fuerte carga de sexualidad de la mayoría, la carne, la soledad, el deseo, la muerte, la decadencia y la desesperanza.
TERESA MARGOLLES El crimen como ventana
La fotógrafa con formación forense ha documentado compulsivamente la crisis económica, los desplazamientos, el narcotráfico, los feminicidios y la ola de violencia que han hecho de Ciudad Juárez un lugar de terror. El eje de su investigación artística ha sido la vida o, mejor dicho, la muerte en este sitio fronterizo.
Pista de baile es la exposición que Margolles, la única mujer incluida en la selección de García-Alix, mostrará en PHotoEspaña. En esta serie de retratos hace posar a artistas transgénero que se presentaban en las pistas de baile de antiguas discotecas, ahora destruidas, frecuentadas por travestis en esta zona de paso.
Sublime, inquietante y solemne, así considera García-Alix el trabajo de la artista visual que ha explorado la irrevocable y violenta presencia de la muerte. “El crimen como ventana. Su obra pone siempre su aliento en la violencia, grita al silencio y al trauma de la desaparición y su arbitrariedad. Cuestiona también nuestra comprensión y hasta nuestra sensibilidad farisea. Nos pone en entredicho por no ver ni tomar conciencia ni posición ante la injusticia social o de género y la agresividad que le pertenece”, escribe explicando su fascinación por esta autora.
ANDERS PETERSEN La magia de los invisibles
García-Alix asegura que sufrió una convulsión al ver por primera vez las imágenes del artista sueco. “Es una obra generosa de humanidad compartida”, relata. Un trabajo inolvidable y tan poderoso, dice, que conmueve hasta las lágrimas.
Sobre él ha escrito: “Mirada y latido de antropólogo, de naturalista. No juzga. Ni pone a su mirada pretenciosidad, ni artificio. La noche y su viaje. Como el de Céline, con la diferencia de que en los ojos de Anders no cabe ese pesimismo. Es más clemente. No es un cínico. Los quiere, es cómplice. Brinda y baila con ellos. Nos arrastra a seguirlos. Terminamos por conocerlos. Su fotografía les alienta a ser. Él ama a los que nunca se muestran. Los invisibles”.
Conformada por 300 fotografías que captura a los personajes habituales de un establecimiento en Hamburgo, la serie Café Lehmitz, su ópera prima, podrá apreciarse por primera vez completa en PHotoEspaña.
ANTOINE D’AGATA Estigma y dogma
Venerado como un fotógrafo maldito, se jacta de no haber retratado a nadie a quien no amara. Prostitutas y heroinómanos, “su familia”, han sido sus modelos constantes. Para García-Alix, se trata de uno de los autores contemporáneos más poderosos, capaz de aprisionar en sus fotografías el cuerpo de tal forma que aniquila cualquier atisbo de intimidad.
“La exaltación toma la carne como catapulta de los sentidos. El amor y su violencia. Los cuerpos como estigma y dogma. No hay regreso ni salida. Ni bellos sueños. Ni otro camino que la inercia de la caída. Obra sublime. Eleva lo existencial de la angustia. De ahí que vomite vacío, lo exhausto de la existencia”, dice sobre este mítico creador, que expondrá en el Círculo de Bellas Artes, en Madrid.
PIERRE MOLINIER Feroz hedonismo
En 1976, se suicidó dándose un tiro en la boca. Años antes había preparado su epitafio: “Fui un hombre sin moralidad”. PHotoEspaña mostrará 30 obras de este autor muchas veces ninguneado y ajeno a cualquier tribu, en las que se ostenta la androginia, el voyeurismo, el fetichismo, los juegos sadomasoquistas y las simulaciones de quien sin ningún reparo, cuando le preguntaron si era homosexual, se asumió más como “lesbiano”. Lapidario, reveló: “Mi anatomía se ha convertido en ese lugar donde habitan mis horrores más secretos”,
En palabras de García-Alix, este gran fabulador es “un individualista con lo femenino como obsesión y pertenencia. Su mirada heterodoxa y radical busca en la figuración del deseo su territorio más íntimo de creación. No se pone prohibiciones ni censura. Sexo andrógino. Sin vellosidad. Hermafroditismo simbólico”.
PAULO NOZOLINO Decadencia eterna
No hay un ápice de esperanza en las imágenes del fotógrafo portugués, solo se advierte “un mundo que se destruye continuamente”. Dueño de una pulsión oscura que se transforma en herida al reflejar gráficamente sus preocupaciones sociales, en particular por la degradación del medio ambiente, exhibirá su obra titulada Loaded Shine, una serie de paisajes angustiosos y desolados.
García-Alix tiene muy claro por qué lo incluyó en su selección: “hay en sus imágenes un todo destruido que nos habla, que nos interroga. Como a fuego lento. Miramos penumbra. La descomposición de un paisaje oprimido. El pasado lo habita. Soledad de vacío. Angustia, tragedia y dolor. Con flash y a mediodía. Una vaporosa y visible idea de muerte nos embarga. El corazón en la mano. Vivimos en decadencia eterna”.
KARLHEINZ WEINBERGER Liberación
Admirador de Elvis Presley y James Dean, empleado de un almacén en Zúrich y fotógrafo autodidacta, a finales de la década de 1950, emprendió un ambicioso proyecto: documentar a través de su cámara la vida de un grupo de jóvenes rebeldes, rockeros, motoristas.
Firmadas con el nombre de “Jim”, sus primeras imágenes se publicaron en una revista de temática homosexual. La fotografía le abrió las puertas a un mundo ornamentado con elementos como hebillas cinceladas, chaquetas de cuero y braguetas cosidas por tuercas. García-Alix lo considera, por encima de todo, un heterodoxo. La obra seleccionada es íntima y sexual. Así se advierte en un ceremonioso encuentro fotográfico documentado en algunas de las imágenes que se exhibirán en PHotoEspaña. “No es un hombre osado, es más bien un solitario que fotografía de viernes a domingo por fascinación obsesiva un imaginario único de identidades y actitudes. Esta parte tan voyeur de su obra tomará con el tiempo espíritu ritual”, sentencia el curador español, quien añade que este trabajo de Weinberger es hasta ahora desconocido.
Sin ortodoxias
María García Yelo, directora del encuentro fotográfico, se muestra complacida. La selección con la que PHotoEspaña celebrará dos décadas de existencia perturbará a más de un espectador. Su carácter provocativo demuestra, como lo ha afirmado en diversas ocasiones Alberto García-Alix, que la fotografía es poesía visual que exige “posicionarse frente a lo que se mira y también mirarse”.
Los seis autores que componen La exaltación del ser “engendran una obra fuera de ortodoxias donde la emoción lo es todo. De su capacidad de transmisión y empatía toma su gran fuerza. Como un chispazo. Una corriente intensa de excitación”, resume quien además de declararse un eterno insatisfecho es un creador sublime y heterodoxo.
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