“Somos los reyes de los memes”
Con un peculiar sentido del humor, Maquinaria Panamericana aborda el drama del desempleo, la quiebra y la pobreza repentina
Es viernes y los trabajadores de una fábrica ven cómo pasan las horas que preceden al fin de semana. La parsimonia se altera cuando descubren que el dueño muere. Acto seguido, se enteran que la empresa está en quiebra y nadie recibirá liquidación. Para los jóvenes, la estabilidad se trunca, mientras los ancianos se ven en medio de un futuro agreste. Con el ánimo de abordar el impacto que supone perder el trabajo, el director Joaquín del Paso filmó Maquinaria Panamericana, cinta ganadora del Premio Mezcal del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
Tengo la impresión de que la historia de la película está determinada por la locación.
Algo hay de eso. Descubrí la locación después de haber vivido siete años en Polonia. Me recordaba a la empresa familiar, Maquinaria Panamericana, fundada por mi abuelo. El negocio quebró en 1995 por la devaluación del peso. En cuanto di con esta especie de bodega cerca del aeropuerto, me remití a la infancia. Es verdad que al principio tenía pensado hacer otra película, pero cuando los directivos de la empresa me comentaron que pensaban derribarla para construir un centro comercial, se me ocurrió contar la historia que vemos en la película.
La historia es una reflexión sobre las facetas que supone la pérdida del empleo, empezando por la orfandad y siguiendo con la nostalgia.
Quería hablar de cómo una crisis puede afectar el trabajo de una vida. Para darle mayor impacto creí más apropiado hacer un filme colectivo, es decir, con muchos personajes, y estructurarlo a partir del proceso de duelo para ejemplificar el shock, la negación, el caos y la aceptación, para finalmente tomar una nueva postura ante la vida.
¿Le preocupaba que el humor banalizara la historia?
Siempre vi esta película como una comedia a pesar de la tragedia que supone perder un empleo. Gracias a la ironía, mientras ríe, el espectador afronta un suceso dramático. A los mexicanos se nos da de manera natural, somos los reyes de los memes o del comentario inoportuno. Sin duda vivimos en un estado complicado o de miedo, pero no por ello nos dejamos de reír.
Por otro lado, en algunos de sus personajes el humor funciona como una protección ante el miedo a lo que viene.
La película usa al miedo como mecanismo de defensa y prefiero manejarlo como una reacción ante la incertidumbre. Vivimos en una olla exprés y necesitamos sacar presión a través de la risa. Si fuéramos una sociedad con menos temores tal vez nuestro sentido del humor no sería tan ácido o punzante.
La película es una coproducción México-Polonia. ¿Qué tan determinante fue la influencia de este país europeo a la hora de diseñar elementos como la iluminación y la atmósfera?
Me salió de manera natural. Estuve en Polonia siete años y a unos días de volver a México ya estaba trabajando en la película. El proceso de adaptación a mi país fue hacer una película, por eso la estética y la influencia del cine soviético fueron determinantes. Recordemos que Polonia hizo mucho cine colectivo, donde las fábricas eran tan importantes como los protagonistas. Sin embargo, en los rasgos de los personajes la cinta es profundamente mexicana.