El filósofo y el secretario
Es difícil leer a buena parte de los filósofos, en especial a alemanes como Kant, Fichte, Hegel o Heidegger, y entonces hay que admirar el esfuerzo des galimatizador de muchos estudiosos y traductores que intentan descifrar lo que estos personajes quisieron decir. En una antología de frases intrincadas de Hegel, podemos hallar joyas como ésta: “Considerar lo fenoménico manifestarse en el tiempo y el desenvolvimiento de las determinaciones jurídicas, esfuerzo puramente histórico, así como el conocimiento de sus consecuencias naturales que se originan de la comparación de las mismas con las relaciones jurídicas preexistentes, tiene en su propia esfera su mérito y su dignidad, y no guarda relación con la consideración filosófica, esto es, en cuanto el desarrollo sobre bases históricas, no se confunde enteramente con el desenvolvimiento del concepto, y el esclarecimiento y la justificación históricos no se amplían hasta la significación de una justificación eficaz en sí y por sí”.
A Hegel se le llamó el peor prosista de la lengua alemana, lo cual quizá lo acredite como el peor prosista de la historia. A pesar de eso, por tratarse de un hombre de ideas y contenido, muchos hombres se han desvelado por entender sus palabras y desentrañarles el sentido, que también se lo sacara el mismo Aristóteles si resucitara para solo ello.
Hay, en cambio, galimatías sin contenido. Por estas fechas estuvo muy ocupado en esto nuestro secretario de Comunicaciones y Transportes. He aquí algunas de sus coplas:
“Se está atendiendo el tema y está integrándose el grupo de peritos y espero que se pueda hacer que entre el domingo y martes podríamos tener al menos un primer diagnóstico, ya con qué fue lo qué pasó”.
“Yo no quiero emitir opinión, porque no se trata de defender a nadie y se hará la evaluación correspondiente y eso se tardó el delegado en informar a la empresa y la empresa fue y comenzó a inyectar concreto hidráulico”.
“No es eludir mi responsabilidad porque sigo siendo responsable. No es que yo diga que no soy responsable porque no conocía, pero no conocíamos nada”.
A diferencia de Hegel, que quería decir algo, pero tenía dificultades para expresarlo, aquí estamos ante quien no quiere decir nada, pero debe hacer declaraciones. El secretario se muestra conocedor de Wittgenstein, quien dijo en su Tractatus lógico –philosophicus: “De lo que no se puede hablar, mejor es callar”. Y sabemos que eso de lo que no se puede hablar es la criminal mezcla de corrupción e incompetencia.
Pero si Hegel, buscador de la verdad, hubiese sido nuestro jefe de la SCT, habría dicho: “Considerar lo socavónico manifestarse en apenas tres meses y el deslindamiento de las responsabilidades jurídicas, esfuerzo puramente político, así como el conocimiento de sus orígenes corruptos que se originan de la ambición y las relaciones con constructoras igualmente putrefactas, tiene en su propia esfera su delito y su indignidad, y no guarda relación con el bien público, esto es, con el desarrollo sobre bases democráticas, ni se confunde enteramente con el desenvolvimiento del partido, y el esclarecimiento y la justificación sexenales no se amplían hasta la significación de una justificación de lo que ocurra en el 2018”.
Y en estas palabras, aunque incomprensibles, la verdad se asomaría.