Contracorriente
Fue una mala noticia la reciente cancelación del cuarto Diplomado en Danza Educativa organizado por la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello.
He insistido en que ejercicios ligados a la enseñanza y procesos pedagógicos son de importancia vital para las sociedades en general, y que representan una mayor posibilidad de reconstitución de un tejido social tan lacerado como el mexicano.
Es común escuchar discursos oficiales plagados de conceptos como calidad, desarrollo, educación, capacidades y competencias, pero poco se puntualiza y se detiene en abundar a qué se refieren y qué implican cada uno de ellos en el desarrollo de la comunidad. Pensar en procesos educativos incluye la necesidad de reflexionar sobre el arte y sus potencialidades como herramienta para construir conocimiento y posibilitar el desarrollo integral de educandos en diferentes niveles, edades y tendencias vocacionales.
Educar a través de la danza abre un panorama de posibilidades para desarrollar, a través del eje lúdico, aspectos como la coordinación, ubicación espacial, proyección temporal, pensamiento abstracto, disciplina, pensamiento organizado, desarrollo creativo, trabajo colectivo y desenvolvimiento multidisciplinario. No se limita exclusivamente a la formación de bailarines.
Aplaudo los esfuerzos que la comunidad dancística realiza para posibilitar un encuentro, como el Nacional de Danza, que se llevó a cabo en días recientes. Son un ejemplo del necio empeño por navegar a contracorriente, en el sentido que dicta la ética. Hacer danza en un país golpeado por lo peor que la humanidad tiene de sí representa una esperanza por mantener viva la posibilidad de pensarnos en otro plano, con lenguajes universales, sin fronteras ni cuantificaciones. Ver y hacer danza es aferrarse a la idea de construir desde otro mundo posible, y reflejarlo a través del propio quehacer.
Valentina Castro es una institución viva, pionera de la danza educativa en México y el mundo y timón del diplomado recientemente cancelado; ha formado a numerosos docentes que se abren paso en el fomento de la danza y explotan sus potenciales pedagógicos en distintos contextos y espacios.
Sería lamentable que en un tejido social lastimado se cierre una puerta más a la posibilidad de educar mejores seres humanos.