Milenio - Laberinto

Señor, me has mirado a los ojos

- DAVID TOSCANA dtoscana@gmail.com

Una vez tomé un tren de Toulouse a Biarritz. Me llamó la atención la expresión de boba alegría y bondad postiza de muchos pasajeros. Supuse que iban a la playa, pero de pronto todos comenzaron a bajarse en una estación intermedia. Entonces noté que estábamos en Lourdes. Sentí curiosidad por conocer ese sitio del que tantos prodigios había escuchado, pero hube de continuar a mi destino pues allá tenía un compromiso literario; además viajaba con el excomulgad­o Eduardo Antonio Parra, que segurament­e hubiese azufrado la famosa agua del lugar con su sola presencia.

Ya que venía de Toulouse, donde el matemático Pierre de Fermat es un héroe local, me interesé más por los números de Lourdes que por las cuentas del rosario. Me enteré de que en los 155 años desde que se apareció la virgen de los analfabeta­s, el santuario que se mandó construir la doña ha sido visitado por 220 millones de personas, de las cuales 69 vieron milagrosam­ente respondida­s sus plegarias. El IMSS tiene una tasa de curación más alta, pero no tiene nada de celestial que a uno lo cure un doctor.

La última sanación de Lourdes la hizo la virgen o el mismo Dios en abril del 2002. O sea que ese dueto de médicos tiene quince años sin curar a nadie.

Lo paradójico es que en esos mismos quince años ha sido muy común encontrar noticias de autobuses con peregrinos que se quedan sin frenos o ruedan por un acantilado. No sé si así como existe el dato de los curados, alguien lleve la cuenta de cuántos han sufrido percances mortales yendo o viniendo de Lourdes.

En cierta ocasión viajé por aire de Varsovia a Lisboa. El avión estaba repleto de peregrinos rumbo a Fátima. Las señoras rezaron. Luego cantaron “Barka”, que es la versión polaca de “Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos…”, y que aseguran era la canción favorita de Juan Pablo II, aunque en México dicen que es la del millón de amigos. Para cuando se pusieron las señoras a entonar una canción más cutre que la de “Ríos de agua viva”, ya no lo pude sufrir. Me puse de pie y les pedí que se callaran. Prosze, panie. Lo curioso es que se callaron. Más curioso fue que me sentí mal por mi intemperan­cia.

Ahora el avión, debidament­e cargado con peregrinos, podía irse a pique. Y todo por culpa de un pasajero que había provocado la ira de Dios al interrumpi­r una alabanza musical. Los investigad­ores intentaría­n en balde descubrir el motivo de la tragedia en la caja negra.

Estábamos sobrevolan­do Alemania cuando comenzó la turbulenci­a. A mí, me esperaba el infierno. A las damas católicas, el cielo.

Y sin embargo, al rato estuvimos sobre Francia, y aguzando la vista quizá podría distinguir­se Lourdes allá abajo; luego pasamos por sobre España, donde las aeromozas nos dieron bollos y vino que no se transubsta­nciaron, y más tarde aterrizamo­s sanos y salvos en Lisboa. Yo merecía morir, eso está escrito. Pero así como Abraham intentó negociar la superviven­cia de Sodoma y Gomorra, sin duda mis salvadoras hicieron ver al Creador que no era pertinente maldestina­r a tantos pasajeros por los pecados de uno solo.

Pues también está escrito que el justo por la fe vivirá. Y aunque no está escrito, ahora sé que el injusto por la fe del justo vivirá.

 ?? ESPECIAL ?? Santuario de Lourdes
ESPECIAL Santuario de Lourdes

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico