“Una película es una búsqueda”
David. El regreso a la tierra pregunta por los orígenes y por lo que significa la identidad
Un día cualquiera, David se siente como un negro más en Francia. Al cuestionar su identidad, emprende un viaje a sus raíces, que lo llevará a Haití. A partir de su historia, la cineasta Anaïs Huerta filma David. El regreso a la tierra, documental acerca de la adopción, el racismo y la búsqueda de identidad.
David. El regreso a la tierra es una película sobre la identidad y el desarraigo.
Siento una empatía por estos temas. Mi papá es español, mi mamá francesa, yo nací en Canadá y vivo en México, de modo que hay un cuestionamiento sobre de dónde soy. Varios de los amigos con los que crecí en los suburbios de París nos preguntábamos acerca de nuestro origen.
La migración y el origen son temas que se discuten en Europa.
En México lo vemos todo el tiempo con la migración indígena. Tememos a la mezcla y negamos la diversidad de nuestra sociedad. No obstante, no quería hacer del racismo un tema tan evidente porque habría politizado el documental.
David es amigo suyo. ¿Qué tan complicado fue contar su historia partiendo de la confianza entre ambos?
Lo conozco desde la adolescencia y hemos hablado de estos temas, sobre los procesos de colonización y descolonización en Francia. Es verdad que hacer películas sobre personas cercanas es muy complicado, pero en perspectiva hay más ventajas que desventajas. Hace algún tiempo, David pensó escribir una novela sobre su experiencia como haitiano, pero lo dejó. Y hace doce años le propuse hacer una película y filmar su regreso a Haití.
Pero en la película se percibe cierta protección hacia el personaje.
Uno tiende a proteger demasiado a sus seres queridos. Sin duda, falta objetividad y tal vez tendría que haber estado más desapegada del montaje. Intentaré hacerlo para mi próxima película. Es verdad que no quise ir demasiado lejos en cuestión de sus heridas. Además, mi próximo trabajo será sobre mi familia, así que imagínate. No obstante, creo que el saldo es positivo. La buena comunicación entre David y yo fa- cilitó las cosas. La transparencia es necesaria para la confianza.
Le gustan las historias cercanas.
Incluso muchas de las películas que más me han gustado últimamente son muy familiares; son proyectos complejos, pero pueden arrojar un resultado muy bonito y permiten hablar de la fragilidad humana.
¿Qué tanto descubre sobre sí misma en sus documentales?
Hago cine porque necesito indagar acerca de ciertos temas. Hacer una película es una búsqueda, como hacer un libro. Uno parte con muchos cuestionamientos que al final son más inconscientes que conscientes. El hecho de darle la vuelta a los mismos asuntos obedece a preguntas existenciales por resolver.
Usa recursos visuales más propios de la ficción que del documental. ¿Por qué?
Trabajé con el fotógrafo Raúl Cuesta, quien tiene una gran sensibilidad. En el documental la fotografía se adapta a la realidad, se buscan imágenes que plasmen los temas. Quisimos arriesgarnos y usar un lente anamórfico en todo momento, salvo en Haití; es un lente que estira la imagen. En realidad, lo hicimos así porque nos gustaba jugar con algunos prejuicios y consideramos que cambiar de lente conforme al país era una forma de ejemplificar que la realidad se ve diferente de acuerdo al lugar. Es algo que trabaja muy bien Reygadas: usa un lente acorde a la atmósfera que quiere crear. Me parece importante hacer una propuesta a nivel de imagen.