Pausa en silencio
Un ave se escapa del espectacular de Sonora 128. Se trata de la pieza “Sin título” (1995) de Félix González Torres (1957–1996), un artista de origen cubano que encontró en el minimalismo una forma de expresar su visión política.
Esta obra es la octava intervención urbana que propone la Galería Kurimanzutto en la Ciudad de México. Sonora 128 es un espacio mutable que abre un diálogo sutil con el barrio; un gesto que quizá pase imperceptible, pero que altera el entendimiento de la metrópoli e invita al transeúnte a enfocar.
En esta edición, la pieza de González Torres no solo se exhibe en la colonia Condesa. El ave, que se esconde en los grises, migra a otros cinco puntos de la capital. Se puede observar su paso en Huipulco (Viaducto Tlalpan 83), en el Camino Real de Toluca (número 415); en la colonia San Miguel Chapultepec (Agustín Vicente Eguia 18), en Santa María Aztahuacán (Avenida de las Torres 188) y en la colonia Obrera (Isabel la Católica 330). Más que transformar la ciudad en un museo, la propuesta es jugar con los conceptos de ausencia y presencia. Está y no está. No solo porque la imagen se difumine en el caos, sino porque al estar en contextos desconectados de las ideas de exposición o museo, renuncia a su aura de obra de arte para mutar en casi una mancha que tampoco pertenece al ámbito de la publicidad, que es lo que se espera ver en dichas estructuras. Esta ambigüedad es exactamente lo que atrae. Desde la distancia, la foto en blanco y negro aparece para simultáneamente romper con el paisaje e integrarse al cielo. ¿Qué hay ahí? ¿Por qué está ahí?
Aunque el ave no se distinga, la imagen es perturbadora porque no pertenece al contexto en el que está, y sin embargo logra integrarse y ser parte de éste. La movilidad propia de la ciudad la arropa y la hace suya sin importar si quien la contempla le otorga la categoría de arte. La pieza se escapa de la interpretación; es más, rehúye. Se niega a ser analizada y se conforma con ser vista; lo suyo es el asombro.
La mirada se topa con la propuesta de González Torres en un parpadeo. El ave puede estar o nunca haber estado. Esos huecos visuales multiplicados establecen una complicidad con quien la percibe, cuestionando quién ocupa el espacio urbano.
“Sin título” es un guiño que saca de la cotidianidad, porque al observarla uno escapa de la realidad y entra a un “no tiempo”, una pausa que dura apenas un instante para enseguida reconectarnos al ruido, al movimiento. Es un silencio en medio del desconcierto.