TCUNAM: el reto
El Taller Coreográfico de la UNAM tiene ya un nuevo director. El pasado 18 de enero, Evoé Sotelo, quien encabeza la Dirección de Danza UNAM, anunció el nombramiento del coreógrafo Diego Vázquez como director artístico del TCUNAM. A pesar de lo accidentado del proceso, con poca correspondencia a lo que se espera de una institución universitaria, la elección es un gran acierto.
En este espacio ya he reflexionado en torno al trabajo coreográfico de Vázquez: un trabajo que pone la pulcritud técnica al servicio de la búsqueda de un estilo cuya creatividad enriquece y llena de contenido su danza.
Hace algunos años, Diego Vázquez llegó con Gloria Contreras, entonces directora del TCUNAM, para aprender de ella, con la idea de que le permitiera trabajar con la compañía. La maestra no le concedió esa oportunidad, pero recuerdo a Diego sentado, observando pacientemente cómo Gloria se desenvolvía ensayando o creando para, después de un tiempo, continuar un proyecto propio sin dejar de asistir recurrentemente a las funciones del Taller. Es por ello que conoce bien el trabajo de Gloria Contreras, no solo en lo que respecta a sus obras terminadas, sino también a la mística que envolvía su proceso creativo y la peculiaridad de sus ensayos.
Durante la dirección anterior, a cargo de Ángel Rosas, Diego Vázquez creó para la compañía una pieza pas de deux titulada Alto Giove, cuyo resultado en el escenario fue exitoso al combinar la tradición neoclásica, heredada de Gloria Contreras, con la frescura de estilo aportada por el artista.
Al joven coreógrafo se le encuentra constantemente en funciones de danza, desde las prácticas escénicas en las distintas escuelas hasta de las mejores compañías que llegan a visitar México. Tal vez esa disposición a ver y conocer todo cuanto le sea posible en el universo de la danza le ha favorecido para ser uno de los coreógrafos más diversos y creativos.
Para esta nueva etapa, Diego Vázquez y el TCUNAM tienen muchos retos por delante. Por un lado, estudiar con un sentido crítico la vasta obra de Gloria Contreras para preservar y dar continuidad a su herencia o temática y creativa, y conservar su poética. Por otro lado, vencer prejuicios para abrirse a nuevas posibilidades y no convertirse en una antigüedad nostálgica de glorias pasadas.