Milenio - Laberinto

El padre o cómo huir de la escritura

- ROBERTO PLIEGO robertopli­ego61@gmail.com

¿Por qué Nunca más su nombre —con la que Joel Flores obtuvo el Premio Juan Rulfo en 2014— no tiene arrestos literarios? Porque se limita a consignar los hechos. Solo refiere, solo procura, siempre a trompicone­s, hacer el recuento de los sinsabores que un padre violento y alcohólico ha impuesto a su familia. Cuando no hay considerac­ión alguna por el estilo, toda historia no pasa de ser una enumeració­n a la manera de la lista que nos acompaña en el supermerca­do.

Uno de los tres hijos de ese padre infame —al que le ha llegado la hora de la enfermedad y la debacle moral— conduce el argumento siguiendo el rastro de sus recuerdos, que se condensan en la mera formulació­n del odio, sin matices, sin claroscuro­s, sin abrirle la puerta a la ambigüedad. Leamos: “¿Dónde había estado papá?, ¿por qué nunca protegió a su sangre? ¿Qué le habíamos hecho nosotros para negarnos? Él era el culpable. No mi madre ni Jorge ni Sara. Mi padre que no nos quiso, mi padre que huyó, que solo nos daba noticias cuando la mierda estaba por sepultarlo. Mi padreculer­o y sorchodict­ador que hacía cagada todo lo que tocaba”. Y así nos vamos. Entre el presente del narrador —que resulta novelista después de un paso fallido por las mesas de redacción de un periódico de Zacatecas—, las visitas al pasado —la niñez indefensa, el sensibilid­ad exacerbada, casi blandengue— y la crónica de la violencia —cómo podía faltar— que nace de la complicida­d entre narcotrafi­cantes y autoridade­s políticas, Nunca más su nombre, insisto, no pasa de ser un encabalgam­iento de rencores y desgracias. Leamos ahora este pasaje: “El viejo cogió la dentadura postiza que estaba en el codo del sillón, se la puso y se levantó. No cabía duda, los años habían sido duros. Las entradas de su frente eran más pronunciad­as y las arrugas habían fisurado sus mejillas. No estaba gordo, ni delgado: seguía teniendo el corte de cabello al ras que hacía que su nariz y labios se notaran más pronunciad­os”. Sí: las entradas eran “pronunciad­as” y su nariz y labios eran “pronunciad­os”. ¿Se entiende por qué Nunca más su nombre no tiene arrestos literarios?

Olvidar que una novela se erige sobre un acuerdo verbal puede dar como resultado un producto como el que Joel Flores ha echado a rodar. Una madre sufrida, una hermana consumida por el abuso sexual de su padrastro, un hermano responsabl­e y un amigo en problemas no hacen una novela. Puestos de esa manera, sin escritura, dan apenas para un melodrama que tendría mejor vida en la pantalla de televisión.

 ??  ?? NUNCA MÁS SU NOMBRE Joel Flores Ediciones Era México, 2017
NUNCA MÁS SU NOMBRE Joel Flores Ediciones Era México, 2017

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico