Examen de la vista
¿Es eso buen arte?, es una de las preguntas que el californiano John Baldessari (1931) provoca. Esa es su intención: desafiar los convencionalismos y proponer enfoques más críticos, como se ve en la exhibición Aprendiendo a leer con John Baldessari, que se presentaen el Museo Jumex hasta el 8 de abril.
Esta pregunta no es lanzada por el público, sino por el artista, quien se ha ocupado, desde su juventud, de la investigación del arte desde la semiótica, como se aprecia en Suponga que después de todo es cierto, ¿Entonces qué?, frase tomada, literalmente, de un volante de una iglesia, y que se transforma en imagen en el lienzo, haciendo explícito lo escurridizo del lenguaje escrito y visual. Su objetivo es disolver la barrera entre imagen y texto confrontando al espectador, quien no sabe si está mirando o leyendo. Y aún más: esta oración ha sido también un tema en el cuerpo de trabajo de Baldessari, como se ve Wrong(Version #2), sinónimo de Estados Unidos cuyo punto de fuga es un hombre parado que se funde en el poste en el que está recargado. Debajo de la imagen el título se integra plásticamente a la pieza afectando su significado. Esos son los tipos de juegos conceptuales que propone en las 80 piezas expuestas y que en su momento se definieron como estrategias originales para reformular el hacer arte. No por nada es considerado personaje clave del arte contemporáneo como creador y como maestro (en la línea de Beuys, su pedagogía es parte de su propuesta); su obsesión para desentrañar la interacción entre texto e imagen para concretar un hecho visual definió la mirada posmoderna.
Esta muestra es una experiencia que todo incrédulo de lo conceptual debe visitar. Al recorrerla, esa pregunta que constantemente limita la aproximación a la obra, “¿es eso arte?”, se transformará en motivación. ¿Estoy viendo o leyendo? El visitante se meterá en la narrativa tratando de seguir el ritmo del lenguaje baldessariano, se detendrá —sin necesariamente leer las cédulas— a examinar las imágenes, los alfabetos, y se sorprenderá por la sonrisa empática al reconocer referencias a la historia, al detectar el uso de las figuras retóricas en lo visual, al comprender el discurso y aceptar que lo disfruta y que hasta es capaz de reconocer una conexión con la tradición pictórica, porque se verá siguiendo las pistas que el artista va dejando. Porque logrará entrever la huella, por ejemplo, de Magritte, y de pronto se dará cuenta que ha aprendido a leer con John Baldessari. L