La mística de Stravinsky
La Compañía Nacional de Danza ha anunciado que para el próximo mes de marzo incluirá dentro de su programa una versión coreográfica de Demis Volpi de La consagración de la primavera, la partitura de Igor Stravinsky, como parte del Festival del Centro Histórico.
La noticia es estimulante y son varias las expectativas que recaen sobre este trabajo.
Una de ellas es la de entender la necesidad de ampliar el panorama de estilos, músicas y técnicas que apremia a la Compañía más importante del país, pues, aunque muchos de los esfuerzos se han orientado en ese sentido, seguimos viendo una programación anclada en el tiempo, sin conexión, interés ni promoción de fórmulas, temáticas y estéticas nuevas.
El repertorio clásico es, sin duda, el fuerte de la compañía, pero proyectarla como principal promotora de un panorama dancístico más amplio sería una orientación que podría abrir ventanas a una perspectiva más rica sobre este arte. Trabajar sobre músicos tan complejos y salir de los cuentos del repertorio es un esfuerzo orientado a esto y puede resultar muy propositivo.
El reto es grande, pues al pensar en la obra de Stravinsky vienen a mí dos versiones magistralmente logradas. Por un lado, la obra maestra de la coreógrafa Pina Bausch; por el otro, en un sentido distinto e igualmente lograda, la versión de Gloria Contreras.
Pina Bausch plantea una versión cuya presencia femenina domina y en el que cada secuencia alcanza una plasticidad maravillosa. A esta riqueza plástica y técnica se suma el trabajo histriónico que caracterizaron a las piezas coreográficas de la artista. El gesto, en La consagración… de Pina, es un componente fundamental de la obra.
Stravinsky murió sin conocer una versión dancística que satisficiera lo que él consideraba la esencia de su obra. Alejo Carpentier sostiene en su novela homónima que esto se debió a la naturaleza telúrica y tribal de la pieza musical. Una condición difícil de entender por las civilizaciones europeas, cunas de la danza canónica. Para Carpentier la ruta marcaba hacia América y su naturaleza, tanto la corporalidad como la interpretación, hallarían en los bailarines americanos su cercanía con la Tierra. La versión de Contreras posee esa esencia colectiva de las culturas originarias y su ritualidad. El parámetro para la versión de la CND es muy alto. L