Serpientes en el cabello
La mejor obra de teatro es aquella con desenlace insospechado, donde es imposible contar la trama porque pierde la fuerza que el autor imprime a su dramaturgia. La intervención de Verónica, de Martín Zapata, es una de ellas. Pieza brillante, de inicio cándido, al estilo de aquella película —Mujercitas, de Mervyn LeRoy (1949)— donde las niñas cuentan sus cuitas de adolescentes. Pero los diálogos van tornándose ácidos, provocando en el espectador un auténtico pánico por el que —los que somos del género masculino— quedamos literalmente con los huevos en la garganta. No sé las damitas.
Martín Zapata parte del primer juicio que se realiza en el mundo en la trilogía de la tragedia La Orestiada, cuando Orestes es juzgado y perdonado por el crimen contra su madre. Ley de hombres, dirán algunos y algunas. Desde entonces nace el odio de unas mujeres, las Erinias, poseídas por su deseo de venganza contra Orestes. Pero ojo: en el orfanato donde se llevan a cabo los sucesos de la obra de Zapata nunca vemos nada de Orestes, ni las Erinias. No. Tampoco ningún hijo mata a una madre. Lo que alcanzamos a sospechar más tarde es que esas niñas son descendientes de aquellas mujeres que tenían serpientes en el cabello, no cabello común y corriente.
Hasta ahí me atrevo a intentar persuadirlos de ir a ver el montaje. Rompería el encanto, la osadía, el anarquismo teatral que aniquila cualquier convencionalismo y el compromiso del autor con los tiempos actuales. Cualquier parecido con los feminismos radicales que pululan en el planeta es interpretación de cada espectador. Para mí es una delicia de pieza capaz de mover conciencias. Conociendo el teatro de Martín Zapata, aquí rompe con sus capacidades para hacernos reír en el género de la comedia, para alcanzar razonamientos por encima de toda causa, sin abandonar la risa sardónica de la tragicomedia.
Logra algo más: que conozcamos a las Erinias griegas, origen del feminismo ancestral: la historia siempre va más atrás que los tiempos contemporáneos. Se nos olvidan estas mujeres capaces de tomar venganza de los abusos, acosos, violaciones, seducciones o perversiones sexuales de los hombres, en detrimento de ellas. Las consecuencias pueden salir muy caras si nos encontramos con estas amazonas, gorgonas, guerreras, medusas, brujas, grayas, harpías, moiras, parcas, y lo que siga entre la leyenda y la mitología. Son todo, menos hadas. O sí: no se les ocurra hacerles un mal ajeno a sus deseos porque pagarán cara su osadía.
No es una adaptación de la mitología en Grecia lo que vemos en escena. Es el mundo de hoy en estado de descomposición. El uso y abuso del poder del género masculino contra las mujeres.
Irónico. Irascible. Negro. Corrosivo y trágico. Inquietante. Te van a partir la… Mejor no les digo. Vayan a verla.