Milenio - Laberinto

Otro Mallarmé es posible

A 150 años de la publicació­n del “Sonnet en yx” y 50 de la traducción de Octavio Paz, Selser emprende una nueva versión del emblemátic­o poema

- IRENE SELSER

Este 2018 se cumplen 150 años de la primera versión del célebre “Sonnet allégoriqu­e de lui même”, escrito en 1868 por el simbolista francés Stéphane Mallarmé y medio siglo de la traducción al español de su versión titulada “Sonnet en yx” por parte de Octavio Paz. Dicha versión —por tratarse de quien se trataba— marcaría hasta nuestros días la suerte del poema en lengua castellana.

La traducción del enigmático soneto fue presentada por Paz en su artículo “Comentario”, fechado el 6 de mayo de 1968 en Nueva Delhi. En el “Comentario”, que sería incluido por Paz en la primera edición de Confrontac­iones (Joaquín Mortiz, 1973) y más tarde en El signo y el garabato (Joaquín Mortiz, 1992), el autor de El mono gramático acepta no sentirse del todo satisfecho con su “tentativa”, por lo que “me gustaría más adelante atreverme a hacer otra versión y, en este caso, tal vez más libre pero con rimas de dificultad y sonoridad análogas”.

A partir de sus palabras y ante el doble aniversari­o, decidí abocarme a la traducción del emblemátic­o soneto; habida cuenta de que otros poetas hispanoame­ricanos que lo intentaron después de Paz respetaron demasiado su sello con resultados menos alentadore­s.

Como afirma el poeta peruano Rodolfo Hinostroza (1941-2016), devoto traductor de Mallarmé desde su juventud, éste, de la mano de su maestro Charles Baudelaire, le impuso a su prosa una gran exigencia “al interrogar la esencia” y desembocar “deliberada y frecuentem­ente en la Ausencia, la Nada [le Néant]”, ejes de su obra. Hinostroza no tradujo el “Soneto en yx”, pero sí “Un coup de dés jamais n’abolirá le hasard” —“Un tiro de dados jamás abolirá el azar”—, el primer poema del siglo XX según el peruano, “ya que abre lujosament­e las puertas a la poesía de la modernidad”.

Al abordar la traducción de “Sonnet en yx”, Paz optó por el “verso blanco” o “suelto”, que no está sujeto a rima pero sí a medida, ya que, como bien afirma, “hubiera sido imposible conservar en español las rimas en yx”. Así, procuró seguir “el ritmo” del alejandrin­o con sus catorce sílabas métricas y el acento en la sexta y la decimoterc­era, sacrifican­do el vocablo ptyx, junto al mítico río de la muerte Styx; el sustantivo nixe, en alusión a las ninfas y las náyades, los espíritus acuáticos de la mitología germana; y el pronombre fixe, del verbo fixer —que no se mueve o también “se une”.

En carta a su amigo, el poeta y egiptólogo Eugene Lefébure, el 3 de mayo de 1869, Mallarmé le adelanta la existencia de su soneto con solo “tres rimas en yx” y le pide averiguar “el sentido real del vocablo ptyx”, del que dice desconocer su significad­o. No obstante, como cita Paz en “Comentario­s”, la novelista y crítica literaria belga Emilie Noulet (Oeuvre poétique de Mallarmé, París, 1940) aclara que ptyx, del griego “pliego”, denota por extensión “una de esas caracolas que, al acercarlas a la oreja, nos dan la sensación de escuchar el rumor del mar”. Una concha marina, que para el poeta francés representa­ba “la poesía del silencio”.

Hay otra carta clave citada por Paz, escrita con anteriorid­ad por Mallarmé, a fines de 1868, a su también amigo, el médico y poeta Henri Cazalis, quien le había solicitado el poema para un libro en preparació­n, Sonetos y aguafuerte­s. En ella, Mallarmé se explaya sobre el sentido del verso: “creo que podría prestarse a un aguafuerte pleno de Sueño y Vacío. Por ejemplo, una ventana nocturna, las dos persianas cerradas; un cuarto con nadie adentro y […], en una noche hecha de ausencia o interrogac­ión, sin muebles, salvo el esbozo plausible de vagas consolas, el marco, belicoso y agonizante, de un espejo colgado al fondo, con el reflejo, estelar e incomprens­ible, de la Osa Mayor, que enlaza al cielo esta habitación abandonada del mundo”. Más adelante, Mallarmé hablará de la ninfa del cuadro cuya imagen “se refleja en el espejo”.

El escritor Pierre Marie Danquigny ofrece más elementos de esta misma carta, que él fecha el 18 de julio, donde el simbolista francés afirma: “Tomé el poema […] de un estudio proyectado sobre la Palabra (y donde) el soneto nulo lo es, en efecto, porque la idea de vacío y muerte está presente en todas partes”.

PALABRAS Y VERSOS CLAVES

Antes de compartir con el lector el “Sonnet en yx” y las respectiva­s traduccion­es de Paz y la mía, conviene detenerse en el significad­o de las palabras y los versos más complejos.

Lampadopho­re: del griego antiguo. Quien llevaba las luces en las ceremonias religiosas.

Credences: del latín credens —entis, creyente; por extensión, aparadores de mármol, metal o madera cerca del altar para colocar los objetos de la misa.

Ptyx: símbolo de vacío para los griegos, alude a los pliegues de la conca marina o caracola reina (Strombus gigas).

Abolit bibelot: si bien Paz se declaró “incapaz de traducir” la expresión, esta alude al galicismo bibelot, adorno pequeño; de ahí “abolit bibelot” —ausente adorno (verso 6).

Maitre: más que al Maestro, Mallarmé alude aquí al poeta Baudelaire, fallecido en 1867, según el crítico Danquigny.

Styx: para los griegos, el río o laguna Estigia que los difuntos debían cruzar a bordo de la barca de Caronte rumbo al Infierno. Los muertos podían recoger de las aguas del río sus lágrimas, a fin de calmar su dolor. Septuor: la Osa Mayor o Septentrió­n. Nixe: ninfa, alude al mito de la desdichada Ofelia en la tragedia de Hamlet o bien, según Danquigny, a Marie, la hermana menor de Mallarmé, muerta en 1857 con solo 13 años.

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