Milenio - Laberinto

Silvia Pinal por sí misma

- ANDREA SERDIO

Silvia Pinal recuerda su vida en el libro Esta soy yo, publicado por la editorial Porrúa. La historia comienza cuando su madre, de quince años, se enamora y embaraza de un hombre casado que se niega a reconocer a Silvia, su hija, quien nació el 12 de septiembre de 1931 en Guaymas.

Moisés Pasquel, director de orquesta, rico y bien parecido, fue su padre biológico. Ella lleva el apellido de Luis G. Pinal, político priista que se casó con su mamá y quien siempre la vio como su hija. Desde niña, quiso estar sobre los escenarios, estudió ópera con el maestro Reyes Retana, luego actuación en el INBA con profesores como Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrut­ia; en 1945 se inició en la radio en la XEQ.

A los 16 años, Silvia se casó con el actor y director Rafael Banquells, quien le doblaba la edad. Banquells representó para ella la oportunida­d de abandonar su casa y ser libre. Tuvieron una hija, Silvia Pasquel, y trabajaron en algunas obras. Pero la estrella de él fue declinando mientras la de ella comenzaba a brillar cada vez más.

Silvia se dedicó al teatro hasta que en 1948 Miguel Contreras Torres la invitó para un pequeño papel en la película Bamba, protagoniz­ada por Carmen Montejo. Después filmaría El

pecado de Laura, con Meche Barba y Abel Salazar, y Puerta, joven, con Mario Moreno Cantinflas, lo que representó un impulso decisivo en su carrera.

La Pinal se fogueó con las grandes figuras de la época de oro del cine mexicano, con ídolos como Pedro Infante en La mujer que yo perdí, y con quien ella considera el actor más completo que ha dado nuestro país: Germán Valdés Tin Tan, con el que alternó en películas como El rey del barrio, La marca del zorrillo y Me traes de un ala.

Pionera de la televisión en México, después de divorciars­e de Rafael Banquells fue novia de Emilio Azcárraga Milmo durante cuatro años; incursionó en la producción teatral y firmó un contrato de exclusivid­ad con el productor Gregorio Wallerstei­n, quien la llevó al estrellato con

Un extraño en la escalera, cinta en la que alternó con Arturo de Córdoba.

La biografía de Silvia Pinal está llena de anécdotas, de revelacion­es, no oculta nada. Habla de su familia, de sus hijos, de su pasión por el teatro, de su amistad con Diego Rivera, de sus años en Europa, de sus cuatro matrimonio­s, el segundo de ellos con Gustavo Alatriste, el amor de su vida y quien produjo sus películas con Luis Buñuel: Viridiana, El ángel exterminad­or y Simón del desierto, que la llevaron a las filmotecas de todo el mundo.

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