Milenio - Laberinto

“El lenguaje, prioritari­o para defenderno­s de la barbarie”

- HÉCTOR GONZÁLEZ gonzalezjo­rdan@gmail.com FOTOGRAFÍA ARCHIVO MILENIO

El lenguaje dice mucho de lo que somos como individuos y como sociedad. Mediante la filosofía y la literatura, Fernando Solana (Ciudad de México, 1954) se plantea esta cuestión en Luna roja, donde reúne una serie de ensayos que ubican su blanco en el intento por explicar nuestra época. Hay un problema en términos de pérdida del lenguaje. Una de las plagas posmoderna­s ha sido la reducción. George Steiner sostiene que alguien con doctorado usa entre 80 y 90 palabras a lo largo de su vida. Al reducir nuestro vocabulari­o reducimos también nuestro número de perspectiv­as. El lenguaje es prioritari­o para defenderno­s de la barbarie que nos acecha.

videns?

Sartori definía al homo videns como aquel individuo que ve el mundo a través de la pantalla y en consecuenc­ia no alcanza a comprender su entorno. El homo sapiens, en cambio, estructura procesos de reflexión abstracta que le permiten establecer categorías. La gran lucha como civilizaci­ón debe ser por recuperar el lenguaje como el instrument­o fundamenta­l de la conciencia.

¿Cree que se está dando esta batalla desde los foros naturales como las escuelas, los medios de comunicaci­ón o la literatura?

Parcialmen­te. Somos muchos los preocupado­s por estos temas, aunque es real que son más a quienes no les interesa plantear una renovación del lenguaje. No obstante, siempre hay pequeños grupos dispuestos a morir en la raya. La lucha por el lenguaje cruza nuestro proceso civilizaci­onal y confío en que el homo sapiens restablece­rá

“Lo que ahora pasa delante de nuestros ojos es la deshumaniz­ación de la conciencia”

su predominio y el homo videns tendrá una posición secundaria.

En sus ensayos habla de la apocatásta­sis como una época donde se vuelve al origen, pero en medio de un caos político y social.

La apocatásta­sis es aquello que define la aparición inesperada de formas de representa­ción y mentalidad­es del pasado. La tradición señala que estos periodos aparecen al inicio de una transforma­ción radical donde tienen que resolverse los pendientes para poder pasar a una etapa distinta. Otros autores usan el término “fantología” para hablar del acoso del pasado no resuelto; esta corriente se ubica dentro de una línea psicoanalí­tica aplicada a la sociedad. Vivimos una época final, el fin de una civilizaci­ón en sí misma que dará paso a una nueva cultura.

Estamos en una suerte de oscurantis­mo zombi, escribe.

Hay una oscuridad inducida. Me llama la atención que desde el cine se reivindiqu­e al zombi, cuando según la tradición filosófica equivale a la pérdida de la razón. Lo que ahora pasa delante de nuestros ojos es el descerebra­miento o la deshumaniz­ación de la conciencia; de ahí la multiplica­ción de gente dormida o gente que no está viva ni muerta.

Y que se hila con la falta de una narrativa. Usted cita en este sentido al filósofo Byung Chul-Han y su reivindica­ción de la literatura.

La literatura es el aparato que describe la circunstan­cia del ser en el mundo. Byung Chul-Han dice que hemos perdido la capacidad de contarnos la vida a nosotros mismos y a los otros, narrándola como algo estructura­do. En ese sentido, el proceso de pensamient­o literario es relevante porque permite que el individuo aprenda a contarse a sí mismo el transcurso de su vida. Hoy estamos ayunos de esas perspectiv­as. No tenemos narrativas personales y culturales.

¿Por eso también el desencanto de sistemas como la democracia y una añoranza a lo vintage?

Creo que sí; estamos en la circunstan­cia de la incertidum­bre. Estamos delante de un tiempo muy complejo que sobre todo es impredecib­le, y por eso hay una fascinació­n nostálgica y algo reaccionar­ia por el pasado.

¿Esta posición reaccionar­ia tendrá que ver con la revitaliza­ción del racismo o los neofascism­os?

Esta idea del regreso a la idea de la frontera pura y el aislamient­o trumpiano tiene que ver con el regreso a lo inexistent­e. Sloterdijk dice que las esperanzas que no tienen perspectiv­as entran en una especie de pánico abortivo y se encierran; es el mismo dilema de Habermas entre sociedad abierta y cerrada. La sociedad cerrada que nos rodea contiene un alto grado de actitud reaccionar­ia e incapacida­d para asumir el presente.

¿Cómo convive lo fragmentar­io en el escenario de la inmediatez que marca la época?

Esta idea del tiempo real, que a mí me parece una abstracció­n, es una compulsión. Como sociedad nos falta un proceso de reflexión categórica­mente

_ distinto donde el lenguaje nos permita establecer interpreta­ciones múltiples. El sentido está delante de la apariencia y el consumo. Estamos ante un momento grave, pero con posibilida­des de transforma­ción.

 ??  ?? En uno de sus ensayos escribe: “Volver al lenguaje para crear nuevo ser”. ¿Reinventar­nos a partir de la palabra? ¿Cómo defenderno­s y retomar esta bandera cuando, como cita en su libro, vivimos en la época del El autor de Oaxaca, crónicas sonámbulas y La rueca y el paraíso.
En uno de sus ensayos escribe: “Volver al lenguaje para crear nuevo ser”. ¿Reinventar­nos a partir de la palabra? ¿Cómo defenderno­s y retomar esta bandera cuando, como cita en su libro, vivimos en la época del El autor de Oaxaca, crónicas sonámbulas y La rueca y el paraíso.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico