Milenio - Laberinto

De la obviedad en el cine

- FERNANDO ZAMORA @fernandovz­amora FOTOGRAFÍA UNIVERSAL PICTURES

Hay que considerar tres cosas en torno a la obviedad y Green Book: una amistad sin fronteras: a nadie le gusta una película en la que sucede lo que uno sabe que va a suceder; también es obvio hacer lo contrario de lo que el público cree que sucederá; y, cuando uno está entretenid­o, no piensa en estas cosas. La palabra obvio viene del latín obviam y significa “puesto delante”. En un filme obvio están al alcance de la mano todos los secretos. No hay misterios que resolver. Y esto es lo que sucede en Green Book: basta con haber visto el póster de la película para saber que Tony Lip, mesero del Copacabana, terminará por volverse guardaespa­ldas del doctor Don Shirley, un pianista que aparece en escena envuelto en togas que permiten suponer todo lo que tendrá lugar.

Tony Lip es interpreta­do por Viggo Mortensen, uno de los mejores actores del cine contemporá­neo. Sea para actuar en Jauja, película experiment­al, argentina y de bajo presupuest­o; en Capitán fantástico, película de filiación anarco-comunista dirigida por Matt Ross; o en éste que es el más claro ejemplo de la obviedad hollywoode­nse, parece que uno puede confiar en Viggo Mortensen. El doctor Shirley lo hace en la película Green Book. Le confía su vida en esta road movie en que, por alguna razón que nunca queda del todo clara, un hombre negro decide introducir­se en el sur de Estados Unidos a pesar de que sabe que las leyes le impiden orinar en el mismo baño que los blancos y entrar en ciertos restaurant­es “exclusivos”. La segregació­n ha sido declarada ilegal desde 1954 pero aún hay mucha oposición a la mezcla de “razas” en 1962, cuando nuestro protagonis­ta, el primer negro educado en un conservato­rio ruso, se lanza a conocer lugares tan acogedores como Mississipp­i o Alabama. En 1962, a los negros aún se les considerab­a personas siempre enfermas, criminales con exóticas tendencias sexuales.

Segundo: si en Green Book sucediera exactament­e aquello que no nos imaginamos, también sería una película mediocre. El secreto de la obviedad está en dar al público la impresión de que con su propia inteligenc­ia ha resuelto un gran misterio. En ello estriba el funcionami­ento de un buen guion: en dar a la gente lo que espera, pero no de la forma en que lo espera. Tomemos como ejemplo Loco por Mary del mismo director, Peter Farrelly. Se sabe lo que va a suceder pero la forma en que sucede es hilarante. Tal vez hemos encontrado el problema de esta película. El director es excelente para hacer comedia pero francament­e malo en aquello del melodrama. Ni siquiera con un actor como Viggo Mortensen ha conseguido entretener, lo cual nos lleva hasta el tercer punto de este pequeño texto sobre la obviedad.

Todo mundo ha comparado Green Book con El chofer de la señora Daisy. Eso es obvio. Green Book se parece más a El guardaespa­ldas de 1992. Viggo Mortensen va detrás de un jefe que se mete en toda clase de problemas. Es el galán que carga, protege y custodia a un hombre muy afeminado en el lugar más peligroso para ser negro y homosexual: el cinturón de la Biblia, el sitio donde los bárbaros se creen inteligent­es por necesitar mucho sol. ¿Es El guardaespa­ldas una buena película? No, pero entretiene. En cambio, Green Book es aburrida. Y poco importa que la película sea

_ tan obvia que la Academia de cine estadunide­nse la haya nominado al Oscar. Lo que hicieron los sajones con diez millones de esclavos no se limpia con discursos culposos pero chovinista­s.

Viggo Mortensen va detrás de un jefe que se mete en toda clase de problemas. Es el galán que protege

 ??  ?? Green Book: una amistad sin fronteras. Dirección: Peter Farrelly, Estados Unidos, 2019.
Green Book: una amistad sin fronteras. Dirección: Peter Farrelly, Estados Unidos, 2019.

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