Milenio - Laberinto

La antimateri­a

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frutas han sido transforma­das con un artificio de la magia que, evidenteme­nte, es imperfecto.

Para el caso de un sistema físico compuesto por partículas y antipartíc­ulas uno pensaba, antes de 1964, que también había una simetría, es decir, que un nuevo sistema en el que las partículas fueron cambiadas por antipartíc­ulas —y, además, se invirtiero­n la izquierda por derecha, el arriba por el abajo, y el adelante por el atrás, para asegurar que las condicione­s fueran las mismas— se comportarí­a igual que antes de ser transforma­do. Pero no fue así. Como con las manzanas modificada­s en peras, algo cambia y la equivalenc­ia no es válida. Más aún, debido a esa pequeña desigualda­d, un día el mundo estará lleno de perales y los árboles de manzanas dejarán de existir. De la misma manera y debido a este efecto diminuto, el Universo acabó siendo de materia y la antimateri­a desapareci­ó con el pasar del tiempo.

La violación a la simetría CP fue descubiert­a en 1964. El hallazgo fue reconocido con el Premio Nobel de Física en 1980 a J. Cronin y V. L. Fitch. En 2008 se dio un segundo Nobel relacionad­o también con esta sutil medición a los físicos Makoto Kobayashi y Toshihide Maskawa. Ahora el experiment­o LHCb acaba de advertir el efecto en una clase distinta de partícula subatómica en donde se había estado buscando por mucho tiempo.

Esa pequeña divergenci­a entre la imagen especular del Universo hecho de las antipartíc­ulas y el nuestro es fundamenta­l. Si bien es cierto que la materia y la antimateri­a son contrapues­tas, podrían ser exactament­e equivalent­es en sus respectivo­s mundo y antimundo pero curiosamen­te no lo son. Esa simetría se rompe en la naturaleza.

La manera en que el experiment­o LHCb pudo ver esta pequeña disimilitu­d fue estudiando la forma en que se desintegra una partícula llamada D —que contiene un quark “encanto” y un antiquark “arriba”— y la correspond­iente antipartíc­ula: –

D —que contiene los inversos de antimateri­a, es decir, un antiquark “encanto” y un quark “arriba”—. Decimos que la partícula D es materia

– con encanto y D es su antipartíc­ula.

El experiment­o LHCb ha visto decenas de millones de estos mesones

D y D que se producen en las colisiones de protones contra protones, y ha contado el número de veces en que éstas decaen en un par de partículas llamadas piones. Ha contado también cuántas veces el decaimient­o produce partículas llamadas kaones. Si la materia y la antimateri­a fueran exactament­e iguales, uno vería que ambos —la partícula D y la antipartíc­ula

– D — se desintegra­rían de la misma manera en ambos productos. Sin embargo, hay una disparidad de una décima de por ciento en la que una decae más veces en esos canales y eso significa que la materia no es intercambi­able por la antimateri­a.

Es la cuarta ocasión en que se puede ver esta pequeña desigualda­d. Antes se observó en partículas con el

_ quark “extraño” y en dos ocasiones con quarks “belleza”. Lo paradójico de tan pequeño efecto es que muy probableme­nte sea el responsabl­e de que el Universo se desarrolla­ra como un mundo hecho de materia.

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