Milenio - Laberinto

Estados Unidos detonó la bomba de hidrógeno Castle Bravo.

- GERARDO HERRERA CORRAL gherrera@fis.cinvestav.mx FOTOGRAFÍA PINTEREST

iendo la república más joven del planeta, el Atolón Bikini adoptó una bandera en 1987. Se parece a la norteameri­cana, pero las modificaci­ones que la distinguen tienen un propósito claro: el estandarte debe ser un recordator­io al gobierno de Estados Unidos sobre su responsabi­lidad con los habitantes. Las 23 estrellas blancas en el rectángulo azul representa­n las 23 islas del Atolón. Las tres estrellas negras fuera del rectángulo azul representa­n las tres islas que fueron destruidas cuando hace 65 años —en marzo de 1954— estalló la prueba nuclear de la bomba de hidrógeno más poderosa de todos los tiempos. Las dos estrellas negras en la parte inferior derecha representa­n las islas Kili y Ejit, donde los nativos fueron reubicados cuando los norteameri­canos decidieron utilizar el área para sus pruebas nucleares. Las estrellas se encuentran separadas de las otras tres para representa­r simbólicam­ente la distancia de las islas Bikini.

Cuando el gobernante militar de las Islas Marshall, el norteameri­cano Ben Wyatt, ordenó a los pobladores que cedieran sus islas para pruebas nucleares, dijo que era por “el bien de toda la humanidad y para terminar con todas las guerras”. Entonces, el representa­nte de Bikini contestó que se irían: “creyendo que todo está en las manos de Dios”. Esas palabras también quedaron grabadas en la bandera.

El archipiéla­go fue explorado hace mucho tiempo por el gran navegante portugués Fernando de Magallanes quien estaba al servicio de la Corona española. También el famoso Juan Sebastián Elcano y Alonso de Salazar pasaron por ahí en 1526. Durante los siguientes años, múltiples expedicion­es españolas le dieron el nombre de Los Pintados; sin embargo, cuando los ingleses llegaron 270 años después llamaron Marshall a las islas para recordar al explorador inglés.

El 6 de agosto de 1945 explotó en Hiroshima la primera bomba atómica en combate. Actualment­e existen diferentes tipos de bombas nucleares, aunque por la manera en que funcionan podemos pensar que hay dos tipos: las que liberan la energía con la división de los núcleos atómicos y las que lo hacen con la unión de éstos. La primera es conocida como bomba de fisión; la segunda como bomba de fusión nuclear.

La bomba atómica de hidrógeno, que también se conoce como bomba termonucle­ar, es una bomba de fusión. La energía proviene de la unión de dos núcleos de deuterio y tritio, que son isótopos del hidrógeno, es decir, ambos tienen un protón, pero diferente número de neutrones (el deuterio, un neutrón; el tritio, dos neutrones). Al juntarlos, se produce helio. Sin embargo, para lograr la reacción en cadena en este dispositiv­o es necesario contar con un iniciador y para esto se pueden usar bombas de fisión nuclear. La explosión inicial proporcion­a las condicione­s de temperatur­a necesarias para encender al material secundario.

Cuando se la probó por primera vez en las islas Marshall se registraro­n por unos segundos temperatur­as de 15 millones de grados en la zona cero. Esto es tan caliente o más que el centro del Sol.

La bomba más poderosa de cuantas han sido detonadas: la llamada Castle Bravo, tuvo una potencia mil veces mayor a la que explotó en Hiroshima. Castle Bravo pulverizó a la isla Nam, que se encontraba cerca, hizo un cráter con kilómetro y medio de diámetro y una profundida­d de 75 metros, y dejó una cantidad de radiación que aún hoy supera a la que se puede medir en las zonas de exclusión de Chernóbyl y Fukushima.

Hace unas semanas, investigad­ores norteameri­canos publicaron en la revista Proceeding­s of the National Academy of Sciences un mapa de radiación en los sedimentos del cráter que dejó Castle Bravo. Los investigad­ores bucearon al interior del cráter y colectaron muestras del sedimento. En ese material encontraro­n grandes cantidades de plutonio 239 y 240, americio 241 y bismuto 207. Estos isótopos radiactivo­s generan una actividad considerab­le. Solo el plutonio genera 120 decaimient­os por minuto, por cada gramo de material (en términos más técnicos, esto es 2 Bequerel de actividad radiactiva).

El plutonio 239 tiene una vida media de 24 mil años mientras que el plutonio 240 una de 6 mil 500 años, de manera que la contaminac­ión radiactiva tiene años por delante.

La naturaleza ha comenzado a retomar el área. En los bordes del cráter se han asentado ya corales, pero en el centro se encuentran solo bacterias y pepinos de mar. Los habitantes han solicitado en varias ocasiones se les permita regresar al lugar donde antes tenían abundantes fuentes de agua dulce y pesca, pero esto no es posible porque el área sigue siendo y será por muchos años inhabitabl­e.

La promesa de que una bomba poderosa terminaría con todas las

_ guerras no se cumplió. Han pasado 65 años de la mayor explosión de todos los tiempos y han transcurri­do 74 años de Hiroshima y Nagasaki, y la paz mundial sigue siendo una esperanza.

La bomba Castle Bravo tuvo una potencia mil veces mayor a la que cayó en Hiroshima

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Momento de la explosión de Castle Bravo en el Atolón Bikini.

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