De la presentación de El villismo y la Iglesia Católica (1913-1920)
Con casa llena en el antiguo Palacio de Zambrano en la capital duranguense, gracias a la atinada invitación por parte del historiador Gilberto Jiménez Carrillo como director del mismo, se llevó a cabo la presentación de la obra El villismo y la Iglesia Católica (1913-1920) del joven historiador Reidezel Mendoza Soriano.
Originario de Ciudad Juárez, Chihuahua (1981) y titular a cargo del Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Chihuahua, Mendoza es licenciado y maestro en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Fue galardonado con el Premio Chihuahua 2009 por su obra Cazadores de la Sierra. Historia militar de la revolución en Chihuahua y con el Premio Ensayo Histórico de la Revolución en Chihuahua en 2010 por su libro Rifleros de San
Andrés publicado en 2011 por el ICHICULT. Es autor de otros cuatro libros: Jinetes Rebeldes (CONACULTA, Gobierno del Estado de Chihuahua-ICHICULT, 2011); Guillermo Baca Ron quil lo: comerciante, maderista y revolucion ario( ICHICULT ,2012); dos ediciones de Bandoleros y Rebeldes. Historia del forajido Do ro te o Arango(1878-1911) (Ediciones del Azar, 2013/
AMAZON, 2015) y Del Cerro Bola al Río Bravo. Soldados de fortuna, forajido se insurrectos en la rebelión maderista (2016). Sustentado en copiosa bibliografía, así como con documentos inéditos, Mendoza demuestra cómo desde la historiografía oficial—de manera fraudulenta, como es costumbre—se llegó a alterar documentos para vender una versión distorsionada de los hechos con tal de justificar los robos, expulsiones y asesinatos de sacerdotes y religiosas, atribuyéndoles apoyo a Victoriano Huerta y ataques al presidente Madero—lo cual queda demostrado como falso—siguiendo las instrucciones del embajador norteamericano John Lind y del presidente Woodrow Wilson, ( jacobinos y racistas antimexicanos) quienes financiaron tanto a Villa como a los constitucionalistas en su momento.
De lo anterior es evidente que en cuestión de barbarie y persecución antirreligiosa, Francisco Villa fue por mucho peor que Carranza e igual que los clásicos neronianos como Huerta, Calles y Obregón.
Sin duda alguna un libro que por el talento, honradez y valentía de su autor—además de sus aportaciones únicas en el campo—no le pide nada a las primeras obras de Jean Meyer.