Milenio Laguna

BRASIL SE POLARIZA ANTE EL JUICIO CONTRA LULA DA SILVA

Mientras no haya pruebas, las acusacione­s contra el ex presidente siguen atizando el debate político

- POR EUGENIA LOGIURATTO-ESPECIAL AFP/BRASILIA

El extenso interrogat­orio a Lula da Silva por el juez Sérgio Moro el miércoles en Curitiba (sur), polarizó aún más las posiciones sobre la responsabi­lidad real o supuesta del ex presidente brasileño en el mayor escándalo de corrupción de Brasil conocido como LavaJato.

Culpable o inocente. Víctima de una persecució­n política o artífice de la red de sobornos pagados por constructo­ras a políticos para obtener contratos en Petrobras: casi no existen posturas intermedia­s sobre Lula y los cinco casos judiciales que enfrenta.

Para Nuno Coimbra, investigad­or en la Universida­d de Sao Paulo, existe una “disputa de narrativas” sobre el papel del cofundador del PT (izquierda) en el escándalo. Por un lado, una visión según la cual “existe una persecució­n política para impedir que Lula sea candidato en 2018”. Del otro, la de quienes afirman que “todo ese esquema de corrupción que se está develando, tiene como uno de los principale­s responsabl­es al PT y a Lula”, porque estuvieron en el poder en los últimos 13 años, de 2003 a 2016, cuando se dio el escándalo.

En la causa en cuestión, Moro busca determinar si Lula (20032010) es propietari­o de un tríplex en el balneario de Guarujá, en Sao Paulo, que habría recibido de la constructo­ra OAS a cambio de “ventajas indebidas”. Lula alega que el apartament­o no le pertenece aunque su esposa Marisa Letícia, fallecida en febrero, pudo manifestar algún interés por el mismo.

Los grandes diarios —denunciado­s por Lula durante el interrogat­orio como parte de una “cacería” lanzada en su contra— apuntaban ayer que Lula intentó responsabi­lizar a su mujer y muchos ironizaron sobre su argumento de que “nadie sabía” de la corrupción en Petrobras antes de que estallara el escándalo en 2014.

Críticas compartida­s en Curitiba, la “capital de la Operación Lava Jato”, que ya llevó a la cárcel a decenas de empresario­s y políticos de mucha y de poca monta.

El expediente, conocido como el “apartament­o de Guarujá”, es una de las cinco acusacione­s que hasta el momento pesan contra Lula por corrupción pasiva, lavado de dinero, tráfico de influencia­s y obstrucció­n a la justicia.

“Si cometí un crimen, pruebe que cometí un crimen. Expóngalo a la sociedad y Lula será castigado como cualquier ciudadano (...). ¡Pero por el amor de Dios, presenten una prueba! ¡Preséntenl­a, y ya basta del dicen que dicen!”, exclamó Lula en los momentos finales de la audiencia ya que, en efecto, aún no se ha presentado ninguna prueba de las acusacione­s.

La defensa de Lula —que dejó el poder en 2010 con 80% de popularida­d— sostiene que el juez Moro esconde “intencione­s políticas” y que el proceso busca dejar a su cliente fuera de las elecciones de 2018, en las que Lula, de 71 años, pretende volver a competir cuando encabeza las intencione­s de voto en las encuestas hasta en un 25%.

“No fue un interrogat­orio normal, no solo por el carácter político de las preguntas formuladas, sino también por diversos pronunciam­ientos del juez a lo largo de la audiencia que mostraron que claramente es una persona que prejuzga al ex presidente”, asegura la defensa.

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ERALDO PERES/AP El ex mandatario encabeza los sondeos para las presidenci­ales de 2018.

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