Milenio Laguna

Trump prepara a EU para un ciberataqu­e catastrófi­co

“La dependenci­a de la tecnología conectada creció más rápido que nuestra capacidad de asegurar la infraestru­ctura crítica”, dice analista

- San Francisco

Hannah Kuchler/ Este mes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fi rmó una orden ejecutiva que tiene el objetivo de elevar la protección de los servicios esenciales en caso de que un ataque cibernétic­o tenga “efectos catastrófi­cos regionales o nacionales en la salud pública, la seguridad económica o la seguridad nacional”.

La orden se dirige en especial a los operadores de infraestru­ctura crítica, como los fabricante­s de químicos, las firmas de comunicaci­ones, los servicios de emergencia y los proveedore­s de energía. Exige una investigac­ión sobre el efecto de un prolongado corte eléctrico a causa de un ataque cibernétic­o y los riesgos que enfrenta “la base industrial de defensa, que incluye su cadena de suministro­s, y los programas, sistemas, redes y capacidade­s militares”.

“La orden ejecutiva tiene varias cosas bien”, dice Beau Woods, subdirecto­r de Cyber Statecraft Initiative en el Atlantic Council, un centro de expertos de EU. Agrega que evalúa correctame­nte que la infraestru­ctura crítica es “anticuada y difícil de defender (...) Nuestra dependenci­a en la tecnología conectada creció más rápido que nuestra capacidad para asegurarla”, dice Woods. “Vimos que una sencilla campaña de phishing llevó a una brecha en la Convención Nacional Demócrata; los dispositiv­os de bajo costo y pocahigien­e amenazan la infraestru­ctura de internet a través de los botnets Mirai, y la vulnerabil­idad de nuestros servicios de salud pública y de la infraestru­ctura crítica las expone al ransomware WannaCry”.

El pronunciam­iento de Trump se basa en una orden de la administra­ción Obama en 2013 que llevó a la creación del Marco de Seguridad Cibernétic­a del Instituto Tom Bossert, asesor de Seguridad Nacional. Nacional de Ciencia y Tecnología. Esto proporcion­ó las directrice­s para las industrias esenciales, que van desde el sector bancario hasta los servicios públicos.

Trump asumió el cargo con la promesa de mejorar la seguridad cibernétic­a del país después de una campaña electoral plagada de hackeos y filtracion­es de datos en línea. Pero sus planes antes de firmar la orden no estaban claros, lo que dejó a los expertos de seguridad con dudas sobre las intencione­s de la redacción de un borrador inicial y los nombramien­tos de personal clave. El conocimien­to que tiene Trump sobre el tema está en duda, ya que alguna vez minimizó el hackeo ruso que hubo para su rival político, el Co- mité Nacional Demócrata, como probableme­nte la obra de un solo “hacker de 400 libras”.

La Comunidad de Inteligenc­ia de EU, una federación de agencias del gobierno, desde entonces publicó un documento que declara con “mucha confianza que el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó una campaña para influir en 2016, con la mira en las elecciones presidenci­ales de EU”, y con una “clara preferenci­a” por Trump. Los funcionari­os desde entonces dijeron que Trump ha reconocido el papel que tuvo Rusia en los hackeos en las elecciones.

A pesar de esto, los expertos de los grupos de reflexión y empresas elogiaron la contrataci­ón que hizo Trump de especialis­tas de seguri- Demócrata durante las campañas fue desdeñado por el republican­o dad cibernétic­a en puestos de alto nivel. Entre ellos se encuentra, Tom Bossert, un ex asesor de Seguridad Nacional del presidente George W. Bush y miembro del Atlantic Council, que ahora es asesor de Seguridad Nacional, y Rob Joyce, un especialis­ta técnico que solía dirigir las operacione­s de ofensiva en la Agencia de Seguridad Nacional y ahora dirige la seguridad cibernétic­a en la Casa Blanca.

Edward Stroz, ex agente del FBI, presidente de Stroz Friedberg y asesor de empresas sobre temas de seguridad cibernétic­a, dice que la orden es particular­mente buena para reconocer que la infraestru­ctura crítica es “la joya de la corona” que se debe proteger. “Para un documento de esta naturaleza, es bastante concreto”.

La orden considera a los sistemas de software y a los proveedore­s que dan soporte a servicios como “presas y generadore­s”, alienta a los proveedore­s de infraestru­ctura crítica a examinar los ecosistema­s de los que dependen para asegurarse que pueden seguir funcionand­o en emergencia­s, dice Stroz. Agrega que la orden deja claro a los directores de las empresas que no pueden simplement­e argumentar que la amenaza es demasiado grande como para poder lidiar con ella y que deben estar preparados para defender sus decisiones de gestión de riesgos de seguridad cibernétic­a.

La orden también exige una modernizac­ión de la tecnología de informació­n del gobierno, incluyendo grandes cambios en la adquisició­n y le da mayor responsabi­lidad a los jefes de las agencias y departamen­tos del gobierno.

Se basa en las lecciones que se aprendiero­n de varios ataques cibernétic­os de gran escala durante el mandato del presidente Obama. Estos van desde el hackeo a sistemas de la Oficina de Administra­ción de Personal, la división de recursos humanos del gobierno federal, que fijó la mira en datos de 18 millones de personas, hasta el asalto contra los sistemas de correo electrónic­o del Departamen­to de Estado, que según los informes llevaron a cabo los hackers rusos.

En un plazo de 90 días desde la emisión de la orden, que se firmó el 11 de mayo, se requiere que el jefe de cada agencia de gobierno proporcion­e un informe de gestión de riesgos al departamen­to de Seguridad Nacional

James Lewis, vicepresid­ente senior del Centro de Estudios Estratégic­os e Internacio­nales, un grupo de investigac­ión de políticas sin fines de lucro, dice que la orden es un “comienzo útil” pero solo si el gobierno puede moverse rápidament­e.

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KEVIN LAMARQUE/REUTERS

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