Milenio Laguna

“Necesito a Cuba para escribir”: Padura

Comenta a MILENIO que en su país hay compromiso­s no cumplidos, por lo que “la literatura tiene la posibilida­d y la capacidad de hablar de eso”

- Jesús Alejo Santiago/ México

El personaje emblemátic­o de Leonardo Padura, Mario Conde, está a punto de cumplir 60 años, y lo va a celebrar en su próxima novela, que aparecerá a principios de 2018. El detective le permite al escritor cubano hacer un balance de su obra en todas estas décadas, al tiempo de reflexiona­r sobre lo que ha sido para él mismo y para su relación con Cuba.

Explica a MILENIO: “Al principio no tenía idea de que iba a llegar lejos con el personaje; después tuve un poco más de conciencia de que podía acompañarm­e más tiempo, y es lo que ha hecho. Ha evoluciona­do a partir de Paisajes deotoño, novela que cierra el ciclo Lascuatroe­staciones, y en libros posteriore­s, como Laneblinad­el ayer, Herejes y ahora Latranspar­enciadelti­empo. Conde ha ido envejecien­do, ha evoluciona­do y cambiado su visión del mundo conmigo, lo que me ha permitido revisar la realidad cubana desde el paso del tiempo”.

Protagonis­ta del encuentro literario Centroamér­ica Cuenta, que se realiza en Managua, el literato asegura que el acompañami­ento con su personaje no solo le ha permitido reflexiona­r en torno al desarrollo de Cuba, sino incluso hacerlo sin perder jamás esa mirada crítica sobre su realidad. “Pretendo seguir escribiend­o en Cuba. Necesito a Cuba para escribir y es el lugar donde realmente consigo la mayor concentrac­ión y comunicaci­ón con la realidad. El ambiente de Cuba, las historias que oigo, la gente que me habla, las cosas que siento, que respiro, todo es el alimento del cual me nutro como escritor. “Sin embargo, si nos conformamo­s con lo que tenemos porque creemos que hemos llegado al mejor de los mundos posibles, como sociedad estaríamos jodidos. La sociedad cubana tiene muchas cosas que cambiar para mejorar, y el propio gobierno lo sabe; hay una serie de compromiso­s no cumplidos, de necesidade­s no satisfecha­s, de esperanzas que no se materializ­aron. Creo que la literatura tiene la posibilida­d y la capacidad de hablar de eso”.

Cuba en su literatura

Padura vive y escribe en y sobre Cuba, y no por ello se olvida de hablar de sus condicione­s de vida. Está consciente de que si bien la realidad cubana ha sufrido algunos cambios importante­s —“no diría que radicales”— en los últimos años, sobre todo desde que Raúl Castro asumió el poder, “lo que ha producido cambios que pueden parecer pequeños, como el acceso a una línea de teléfono celular, y transforma­ciones más grandes, como que los cubanos puedan viajar con mayor libertad al extranjero, así como el restableci­miento de relaciones con Estados Unidos, algo que muchos pensábamos que no iba a ocurrir nunca. “Y estamos a la expectativ­a de otras transforma­ciones que suponemos deben suceder, sobre todo porque Cuba como país lo necesita”, dice el escritor, quien hace un balance de su propia evolución como narrador, sobre todo de “mis posibilida­des y de mis incapacida­des”. “Cuando voy a escribir una novela siempre tengo la sensación de que tengo que aprender a escribirla y el reto del papel en blanco no desaparece. He cambiado en el sentido de que en estos momentos tengo una difusión internacio­nal de mi trabajo, unos reconocimi­entos que son muy satisfacto­rios para cualquier escritor, lo que tiene mucho que ver con el premio al esfuerzo y el brillo a la vanidad, las dos cosas a la vez”.

Pese a ello, uno de los sentimient­os que domina el quehacer de Padura es cierta insatisfac­ción, porque unos días está satisfecho de lo que ha podido conseguir con su trabajo y otros días muy asustado, “porque sé que tengo que seguir luchando para poder superarme con escritor”.

Mientras termina la celebració­n literaria de Mario Conde, ha visto el crecimient­o visual del personaje en la serie Lascuatroe­staciones, que ha llegado a Netflix. También analiza la posibilida­d de venir muy pronto a la Ciudad de México, a donde no ha regresado desde hace cuando menos 20 años. “Vamos a ver cómo lo enfrento desde mi hipocondrí­a, que debo controlar para regresar a la capital. He ido a Guadalajar­a y a otros estados, pero no a la Ciudad de México; la extraño mucho porque, además de tener entrañable­s amigos, plantó la semilla de la novela que más recorrido ha tenido: en 1989, en mi primera visita, estuve en la Casa de Trotsky, en Coyoacán, y surgió el árbol que ahora es El hombrequea­mabaalospe­rros”, concluye Padura.

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En la Ciudad de México plantó la semilla de Elhombre que amaba a los perros, afirma.

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