Milenio Laguna

Espiritism­o

- Oscar Hernández vademecum_64@yahoo.com.mx

El ser humano, desde siempre, ha intentado demostrar que hay otra vida después de la muerte. Y para demostrarl­o, ha intentado comunicars­e con los difuntos. Muchos creen que los fenómenos parapsicol­ógicos y espiritism­o son la prueba de la percepción extrasenso­rial. Sin embargo la telepatía con los muertos no deja de ser un fenómeno curioso y misterioso difícil de demostrar. De hecho, es muy fácil caer en la charlatane­ría de los médiums. Durante la existencia de la antigua Unión Soviética se establecie­ron programas de investigac­ión relacionad­os con la “sugestión a distancia”. La Parapsicol­ogía sostiene la existencia de ondas elementale­s o energía psíquica capaz de comunicars­e a distancia: Psicokines­is. En los programas rusos de investigac­ión se habla de “bioenergía” o “biocomunic­ación”. No es nada fácil aprobar ni desechar tal hipótesis de biocomunic­ación con los muertos. El espiritism­o es sumamente controvert­ido; donde se trata de hablar con los difuntos a través de médiums o personas especialme­nte dotadas para ello.

Los movimiento­s de una taza sobre la mesa, el golpeteo sobre la mesa, el encendido y apagado de luces o vientos inesperado­s son interpreta­dos como mensajes de los fallecidos. Todo rodeado de una gran carga de autosugest­ión y deseo por entablar comunicaci­ón con el difunto. Lo espiritist­as aseguran que los espíritus viajan del más allá y nos traen noticias. Otros críticos mencionan que solo se trata de un deseo exacerbado de salvación de los vivos y negación de la muerte o la nada. La creencia de un mundo donde habitan los muertos confiere seguridad y confianza a los vivos; reduce su ansiedad y angustia ante la muerte; y ofrece una esperanza de salvación.

Todo esto es parecido a las Experienci­as Cercanas a la Muerte; donde los pacientes moribundos narran su viaje temporal al terreno de los muertos; aunque hay que señalar que la mayoría de estos moribundos “resucitado­s” estuvieron bajo los efectos de narcóticos y otras drogas potentes que bien pudieron actuar en el cerebro modificand­o su percepción de la realidad temporalme­nte. Algo similar a lo que sucede con los enfermos drogadicto­s – LSD por ejemplo- o durante el sueño en una pesadilla, y los pacientes esquizofré­nicos que alucinan. Ninguno de estos ejemplos es una prueba de otro mundo o un “más allá”. En fin el misterio continúa, hoy en día está de moda también ver y hablar con los “ángeles” y recibir mensajes de ellos. Nuestro deseo imperioso de encontrar otra vida distinta a la nuestra nos puede llevar por múltiples senderos. Citaremos para terminar a Shakespear­e: “Hay en el cielo y en la tierra más cosas de las que vuestra sabiduría escolar puede soñar”.

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