Cien años de soledad: un viaje a través de su creación
El investigador e historiador español Álvaro Santana-Acuña, quien se ha dedicado a estudiar la obra, revela curiosos detalles de la novela
La vida no es como uno la vivió, sino como uno la recuerda y cómo la recuerda para contarla”, escribió en el epígrafe de sus memorias Gabriel García Márquez, dejando así abiertas ciertas incógnitas que se han tejido alrededor de lo que fue su historia y la forma en que nació Cienaños desoledad, su obra cumbre. A continuación algunos detalles sobre la obra —de la que se cumplen 50 años desde su publicación el 30 de mayo de 1967— que contó el investigador e historiador español Álvaro Santana-Acuña, quien se ha dedicado desde 2009 a estudiar a fondo el libro:
“Los Buendía”
En 1950, cuando trabajaba como periodista en la revista Crónica, de Barranquilla, García Márquez publicó “varios fragmentos de lo que se considera un poco la prehistoria de Cien años de soledad. Uno de los fragmentos lo tituló ‘La casa de los Buendía’”. Según Santana-Acuña, el escritor introdujo por primera vez en ese texto el personaje de Aureliano Buendía.
México, los comienzos
En el verano de 1965, radicado en México con su esposa Mercedes Barcha, y sus hijos Rodrigo y Gonzalo, llegó a su cabeza por fin la determinación de materializar la novela que desde su adolescencia tenía en mente y que realmente lo llenaba profesionalmente.
Con los contratos para publicar sus obras previas en inglés y en francés, gestionados por la agente literaria Carmen Balcells, Gabo pudo dedicarse a escribir después de asegurarse una entrada económica mínima para el sustento de su familia. Aunque el dinero recibido no fue suficiente, la familia García-Barcha vivió, tal como contó el propio autor, varios meses a crédito.
Un espaldarazo
Cuando García Márquez estaba rodando la película Tiempode morir a mediados de 1965, de la cual era guionista, llegó a México a entrevistarlo el cronista Luis Harss, quien preparaba su libro Los nuestros, una antología que salió en inglés y en español sobre 10 grandes narradores latinoamericanos de la época, en la que estaba incluido Gabo, el más desconocido de todos.
Sudamericana
En octubre de 1965, casi tres meses después de comenzar a escribir la novela, la editorial Sudamericana contactó a García Márquez a raíz del libro de Harss. El entonces editor literario Francisco Porrúa se interesó por las obras previas de Gabo y le propuso publicarlas allí.
El novelista colombiano le dijo que los derechos de Losfunerales delamamágrande, Elcoronelno tienequienleescriba y Lamala hora estaban comprometidos con otras editoriales, le pidió hacer las gestiones para obtener esos derechos y aprovechó la oportunidad para hablarle a Porrúa de Cien añosdesoledad. “Es una novela muy larga y muy compleja en la cual tengo fincadas mis mejores ilusiones”, le escribe.
Aunque el escritor relató en algún momento que por falta de dinero había enviado solo la mitad del texto a Porrúa, el investigador SantanaAcuña afirma que el libro llegó completo a Sudamericana de manos de Álvaro Mutis, amigo personal de Gabo que por coincidencia viajó en esos días a Buenos Aires. Porrúa quedó cautivado con la novela y la vio como una muestra perfecta del “boom latinoamericano”.
Dudas
De acuerdo con las cartas estudiadas por Santana-Acuña entre el Nobel de Literatura y sus amigos Plinio Apuleyo Mendoza, Guillermo Angulo, Germán Vargas y Álvaro Cepeda Samudio, las dudas sobre la calidad de la novela eran una constante preocupación de García Márquez, quien al contrario de lo que dicen las leyendas, contó con las opiniones de sus allegados e inclusive de los lectores de diarios colombianos para pulir su joya más preciada.
Diseño
La portada estaba a cargo, a petición del propio Gabo, del artista mexicano-español Vicente Rojo, quien no alcanzó a enviar la ilustración a tiempo para la primera edición, por lo que Sudamericana pidió a su diseñadora Iris Pagano improvisar la carátula con un galeón perdido en medio de una selva azul y tres flores amarillas. El diseño de Rojo con figuras geométricas y mucho más sencillo salió con la segunda edición.
Éxito inesperado
García Márquez escribió Cienaños desoledad desde julio de 1965 hasta agosto de 1966, aunque casi un año más estuvo corrigiendo la narración que finalmente fue impresa el 30 de mayo de 1967. La novela catapultó inesperadamente a García Márquez a la cúspide de la literatura mundial con más de 45 millones de ejemplares traducidos a 44 idiomas, una hazaña que solo superó Don Quijote de la Mancha, y disparó el éxito de la editorial Sudamericana.