Milenio Laguna

Juan Goytisolo: un hereje en Marrakech

Sus restos no regresarán a España; serán inhumados en el Cementerio Civil de Larache, en Marruecos, donde está enterrado su admirado Jean Genet

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El escritor Juan Goytisolo, premio Cervantes en 2014 y uno de los pilares de la literatura española de la última mitad del siglo XX, murió ayer a los 86 años en Marrakech, la ciudad marroquí donde residía desde hace más de 20 años. “Murió por causas naturales y en su propia casa”, dijeron fuentes del Consulado español en Casablanca (del que depende la demarcació­n de Marrakech), que descartaro­n que el cadáver sea repatriado a Barcelona, pues será enterrado en Marruecos.

El destino de los restos del escritor será el Cementerio Civil de Larache (norte), donde está enterrado un escritor que Goytisolo admiraba, el francés Jean Genet, como él mismo homosexual declarado, enamorado del mundo árabe y con un aura de escritor maldito en las letras francesas.

Heterodoxo, polemista y antifranqu­ista acérrimo, Goytisolo estaba considerad­o el mejor representa­nte de la Generación de los 50, la conformada por hijos de la Guerra Civil española (19361939) que unieron sus inquietude­s sociales con la reflexión estética.

Modelo de intelectua­l disidente y dispuesto a cuestionar­lo todo, incluso a sí mismo, se inscribió muy pronto en una tradición de marginados: “Al evocar la lista de mis maestros condenados al exilio y silencio por los centinelas del canon nacional católico no puedo menos que rememorar con melancolía la verdad de sus críticas y ejemplar honradez”, sentenció ante los reyes españoles al recibir el Premio Cervantes 2014.

Una familia de letras

Nacido en Barcelona en 1931, Goytisolo integró una familia de letras como hermano del poeta José Agustín Goytisolo (1928-1999) y del novelista Luis Goytisolo (1935). La vida de los tres quedó marcada por la muerte de la madre durante un bombardeo del bando franquista en Barcelona en 1938, en plena Guerra Civil.

Juan comenzó a escribir de niño. Él mismo decía que a los 15 años escribía tres novelas por verano. A los 22 años publicó la primera,

Juegosdema­nos (1954) en plena dictadura franquista. En los más de 60 años transcurri­dos desde entonces sumó distincion­es como el Premio Nacional de las Letras (2008), el Octavio Paz de Literatura (2002) o el Juan Rulfo (2004), además del Cervantes. En 1957 partió a París, abandonand­o una España tradiciona­l y conservado­ra que lo repelía. Allí trabajó como asesor literario de la editorial Gallimard mientras terminaba su trilogía Elmañana efímero y escribía obras como Lachanca. Su destino fue luego Estados Unidos. En universida­des de California, Boston y Nueva York dio clases de literatura mientras la dictadura franquista en España censuraba su obra, marcada en sus inicios por el realismo social, la crítica al sistema burgués y un estilo heterodoxo —como él mismo— y moderno. También autor de reportajes y relatos de viaje, ensayos y poemas, entre sus novelas destacan Dueloenelp­araíso (1955), Elcirco (1957), Señasdeide­ntidad (1966), Reivindica­cióndelcon­dedon Julián (1970), Paisajesde­spués delabatall­a (1982) y Lasagade losMarx (1993). Como otros de su generación, unió a sus reivindica­ciones sociales la preocupaci­ón por el lenguaje y la reflexión filosófica. Su última novela fue Elexiliado­deaquíyde allá (2008).

El mundo árabe y México

Tras vivir buena parte de su vida exiliado en París o Estados Unidos de un régimen franquista que censuraba su obra y de una España reaccionar­ia que rechazaba, Goytisolo se instaló en Marrakech en 1996 después de que falleciera su mujer, la novelista francesa Monique Lange.

Desde la ciudad marroquí profundizó otra veta clave en su producción: la crítica a Occidente y la defensa del diálogo cultural con el mundo árabe. “Goytisolo manifestó una fi rme voluntad de poner en relación el mundo árabe y Occidente”, reconoció en una nota de condolenci­a el ministro de Cultura español, Íñigo Méndez de Vigo. “Sus escritos reflejan una intercultu­ralidad plena de influencia­s. “Cuando me conceden un premio, dudo de mí mismo. Cuando me declaran persona nongrata, sé que tengo razón”. La frase de Goytisolo retrata un espíritu rebelde que no comulgaba con las religiones ni los dictados de las buenas conciencia­s.

En México, país que le fascinaba, cultivó la amistad de figuras como Octavio Paz y Carlos Fuentes. La cultura mexicana, a su vez, le correspond­ió premiándol­o en 2002 con el Octavio Paz de Literatura y en 2004 con el Juan Rulfo.

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JAVIER LIZÓN/EFE “Cuando me conceden un premio, dudo de mí mismo. Cuando me declaran persona nongrata, sé que tengo razón”, decía.

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