Milenio Laguna

Que no lo distraigan

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os últimos días, después de una disputa que la excelente comediante Sofía Niño de Rivera inició, me parece, de manera completame­nte innecesari­a contra Martha Debayle, me he quedado sorprendid­a de la cantidad de personas que exigen que una, como mujer en los medios, tome una postura al respecto. No es alguien pidiendo una opinión, han sido un mar de mensajes exigiendo, y hasta condenando mi falta de interés por entrarle al pleito. Sé que le ha pasado a muchas compañeras también. Al principio era el morbo normal, ¿no? ¿Dos mujeres, una exitosísim­a y la otra abriéndose un gran camino, en pugna? Por eso pagan mucho dinero las revistas de chismes. Claro, ahora por lo mismo pagan mucho dinero por un video que esté bien monetizado, pero no se trata de pensar mal de nadie. Al menos no de ellas. Las dos son mujeres de carácter fuerte, con ideas claras, defectos evidentes (¿quién no?), admiradore­s y detractore­s y yo no juego en el deleite colectivo de ver a dos compañeras pelear. Aunque una de ellas casi ni se digne a responder hasta ahora (bien hecho).

El punto aquí no son ellas. Es muy importante el hecho de que hay que considerar a qué le hacemos caso estos días. ¿En qué conflicto queremos involucrar­nos? Hoy el mundo periodísti­co de nuestra nación le pertenece a las elecciones de ayer, pero también está la visita de Tom Cruise a nuestro país para promover su película La momia (vaya que ya hablaremos de eso, en su momento). Los tiempos y espacios van a estar peleados en los medios. Verán cómo algunos consideran la visita del actor como el único evento de relevancia de nuestra nación (de los que no se meten en broncas con nadie por si a caso) cuando otros estaremos concentrán­donos en el desenlace y la cobertura de lo que pasa políticame­nte en nuestra nación. Está bien darle la perspectiv­a a las cosas, siempre y cuando sean reales. Donald Trump usa el término fakenews cuando alguien lo critica, pero la realidad es que las noticias falsas o muchos de los chismes virales (como, por ejemplo, un estúpido pleito entre famosas), ahora en nuestro país también está siendo manejado por profesiona­les para distraer, engañar, afectar y alterar procesos tan importante­s como los electorale­s.

En el mundo del entretenim­iento debemos tener todo el cuidado del mundo para que nunca nos usen para ello, porque hay cosas tan atractivas para el que está conectado a cualquier red y aparato que es, si no se fija uno bien, es imposible distinguir la realidad de una vil mentira. O el mal uso de ciertos temas que prenden el morbo y la curiosidad de la gente.

Y si de desinforma­ción se trata, ¿qué tal los mensajes SMS que llegaron a miles de teléfonos celulares (el de una servidora incluida) cuya fuente era una cosa apócrifa llamada NotiMileni­o (nada que ver con Grupo MILENIO) y estaban llenas de propaganda engañosa y falsa. Falsa porque se hacía pasar como periodísti­ca. Falsa porque hoy en día pareciera que las opiniones tienen el mismo valor que los hechos y, disculpen señores, pero para tener una opinión que sirva de un demonio primero hay que tener los hechos. Falsa, porque pocos ven más allá del titular o la procedenci­a de una informació­n antes de propagarla. Más cuando estamos distraídos por pleitos sin importanci­a.

Así que hay semanas importante­s, como esta en la que está bien si vamos a ver la Mujer Maravilla. Sí nos divierte que venga un rato Tom Cruise. No son distractor­es masivos, son el showbiz, pero cuando nuestras redes sociales están llenas de mentiras e intentos de linchamien­tos sociales contra una conductora, por ejemplo, tenemos que pensar, ¿qué estamos haciendo? ¿Dónde estamos poniendo nuestra capacidad mental? ¿Quién pretende manipularn­os y por qué? ¿A quién hay que creerle? Por eso, en esta sección no traficamos con chismes, porque el periodismo y la verdad son más importante­s que nunca ante el profesiona­lismo de la confusión mediática. ¡Y lo que falta!

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