DE MEXICALI A VIENA
Cuando Félix Carrasco salió de Mexicali en 1972 para estudiar en el Conservatorio Nacional de Música de México, la situación cultural era “totalmente desértica”, dice el ahora director internacional: “Había algo de teatro, algunos pintores y escritores, pero en cuestión de música clásica era sumamente pobre”.
El director, quien reside en Viena, considera que en los últimos años ha habido un importante movimiento musical, sobre todo con las orquestas juveniles: “Aunque no soy muy partidario de este movimiento porque, si bien es una labor social grandiosa, no considero que sea un semillero real de músicos profesionales. Pero, claro, es un buen principio”.
El director y maestro, nombrado recientemente mexicalense destacado a través de la campaña ¡Mexicali Soy Yo!, está al frente de la Vienna Camerata. Se trata, dice, de “una orquesta formada por músicos jóvenes y experimentados que actúa tanto en Viena como en toda Austria. También hemos realizado algunas giras por España, Italia, el sur de Alemania, China y otros países. Estamos consolidándonos como una de las orquestas importantes en Austria, un país con un movimiento musical sumamente grande”.
Con una larga trayectoria musical en México y Europa, Carrasco comenta que el repertorio de la Vienna Camerata incluye obras de compositores austriacos y de otros que vivieron en esa ciudad, el que suele llevar sobre todo a sus conciertos en el extranjero. “En Austria tocamos también repertorio internacional y, últimamente, hemos intentado introducir un poco la música de compositores mexicanos, sobre todo para cuerdas, de autores como Ponce y Moncayo”.
Carrasco ha sido gran impulsor de la nueva música mexicana. Prueba de ello son varios discos editados en México, como el tríptico Compositores de Nuevo
León y dos álbumes con la obra de Paulino Paredes. “Yo siempre he impulsado la música de nuestros compositores, tanto los clásicos, como los nuevos, lo mismo en concierto que en grabaciones”, indica el director.
Estar en Viena le dio a Carrasco elementos “para entender cómo se mueve el mundo musical europeo, particularmente el vienés. Probablemente esto ha sido parte de mi éxito en Viena, pero también en otras partes de Europa. Sé el tipo de música mexicana que le gusta al extranjero, que no es precisamente el repertorio más trillado y más conocido. Por ejemplo, Ponce es muy atractivo para el público europeo; su música es muy bella y muy internacional, a pesar de tener ciertas reminiscencias nacionalistas”.