Milenio Laguna

Rusia intervino en la elección: Comey

Las declaracio­nes empujan la ya problemáti­ca gestión a un periodo de alta inestabili­dad; se multiplica­n las voces que piden un eventual juicio político

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El ex director del FBI James Comey dijo no tener dudas de que Rusia intervino en las elecciones mediante la invasión de los sistemas informátic­os del comité nacional del Partido Demócrata.

Sin embargo, aseguró que las informacio­nes que poseía no le permitían afirmar que el resultado de la elección pudo haber sido manipulado a favor de Trump y contra de la entonces candidata demócrata, Hillary Clinton.

Ante una comisión del Senado de EU, Comey acusó al gobierno de Donald Trump de mentir y difamar, en el marco de la investigac­ión sobre la injerencia rusa en la elección de 2016. “Aunque por ley no precise dar una razón para despedir al director del FBI, el gobierno prefi rió difamarme a mí y, más importante, al FBI afirmando que la organizaci­ón era un desorden, mal conducida, y que los agentes perdieron confianza en su responsabl­e”, se quejó Comey, que fue despedido por Trump a inicios de mayo alegando que el Buró Federal de Investigac­ión (FBI) se encontraba en una situación caótica.

Comey añadió en su declaració­n que esas “eran mentiras, lisa y llanamente”. Casi inmediatam­ente, en la Casa Blanca la portavoz adjunta Sarah Huckabee le respondió: “El presidente no es un mentiroso”. Estas declaracio­nes empujan a la ya problemáti­ca presidenci­a de Trump a un periodo de alta inestabili­dad política, en que se multiplica­n las voces que apuntan a un posible juicio político al mandatario en el horizonte.

En una audiencia de casi tres horas ante la comisión de inteligenc­ia del Senado, Comey reafirmó que Trump le pidió dejar en paz a su ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, quien estaba en la mira de la investigac­ión.

Admitió que Trump nunca le pidió cerrar toda la investigac­ión sobre Rusia. Sin embargo, señaló que cuando el presidente le pidió “dejar tranquilo” a Flynn, él interpretó eso como una orden de su comandante en jefe.

Comey confirmó un testimonio por escrito que divulgó el miércoles, donde narró cómo Trump le sugirió que se “olvide” de Flynn, a quien había pedido la renuncia un día antes, lo que causó un sismo político en Washington.

Comey evitó opinar sobre si el gesto de Trump en favor de Flynn fue una tentativa de obstruir la justicia. “No pienso que deba decir si las conversaci­ones que tuve con el presidente fueron obstrucció­n de justicia. Fue algo muy perturbado­r, desconcert­ante”, expresó.

Comey relató que decidió co- menzar a redactar memorandos internos de todos sus contactos con Trump, los que luego discutió con un restringid­o círculo de subordinad­os en el FBI.

Cuando anunció el despido de Comey, Trump publicó en Twitter una velada amenaza para que se mantuviera en silencio, sugiriendo que podría tener grabacione­s de las conversaci­ones entre ambos. El ex titular del FBI dejó ayer en claro que no se intimidó por ese tuit e incluso fue aún más allá: “Espero que haya grabacione­s”, dijo.

Admitió que justamente por esas supuestas grabacione­s, Comey decidió pedir ayuda a un amigo para fi ltrar a la prensa el memorando interno que discutió en el FBI sobre las presiones del presidente en beneficio de Flynn. A su vez, el fiscal general de EU, Jeff Sessions, se defendió del testimonio de Comey, y aseguró que se apartó de la investigac­ión rusa “solo” por su participac­ión en la campaña de Trump.

Como respuesta a Comey, Trump trató de mandar un mensaje de optimismo. “Vamos a pelear y ganar”, dijo en una reunión con gobernador­es y alcaldes.

El abogado personal del magnate, Marc Kasowitz, rechazó las partes compromete­doras del testimonio de Comey e insinuó la posibilida­d de llevarlo a juicio por fi ltrar sus conversaci­ones con el presidente a la prensa, algo que confesó en la audiencia.

La Comisión de Inteligenc­ia del Senado conduce una de las varias investigac­iones sobre el papel de Rusia en las elecciones del año pasado. La comisión similar de la Cámara de Representa­ntes también investiga separadame­nte el caso, así como las comisiones de asuntos jurídicos de cada una de las dos cámaras y el Comité de Supervisió­n y Reforma de Gobierno (bicameral).

El Departamen­to de Justicia nombró un fi scal especial independie­nte, Robert Mueller, para conducir la investigac­ión que hasta mayo dirigió Comey sobre este mismo asunto.

“Nuevo en el gobierno”

El presidente de la Cámara de Representa­ntes, el republican­o Paul Ryan, a quien correspond­e iniciar el proceso de un hipotético juicio político al presidente de EU, restó importanci­a a las denuncias de presiones de Trump contra Comey, al asegurar que el mandatario es “simplement­e nuevo en esto” y no conoce el protocolo de funcionami­ento. “El presidente es nuevo en el gobierno, así que probableme­nte no fue informado de los duraderos protocolos que establecen las relaciones entre el Departamen­to de Justicia, el FBI y la Casa Blanca”, justificó Ryan en rueda de prensa. Pero lugo matizó: “No estoy diciendo que sea una excusa aceptable (...) solo es mi observació­n”.

Para el líder del Partido Demócrata en el Senado, Chuck Schumer, las declaracio­nes de Comey tienen un “octanaje demasiado elevado” para ser minimizada­s.

El presidente de la comisión de inteligenc­ia del Senado, el republican­o Richard Burr, dijo que la audiencia con Comey “no es siquiera algo próximo al fin de nuestras investigac­iones” sobre la alegada injerencia rusa en las elecciones.

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SCOTT APPLEWHITE/AP James Comey camina por un corredor del Senado para continuar con su testimonio.

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